BBVA y CaixaBank tal vez sean las dos últimas entidades financieras que publican sus análisis económicos de interés para compartirlos con el público. También son, por ello, las que disfrutan de servicios de estudios más reputados. No se le conoce al Santander actividad en este sentido, al menos actividad que comparta. El Santander es un poco el Real Madrid de los bancos: compra el talento hecho pero no cultiva la cantera. De momento a ambos, Real Madrid y Santander, les va bien y a los que no nos caen bien los que siempre ganan, nos caen gordos ambos.

Pero voy a lo que iba: ayer publicó BBVA su informe sobre Situación Actual de la Banca. Muy interesante, como todo lo que hace su Servicio de Estudios. Trata el informe sobre varios asuntos, pero me ha llamado la atención su capítulo segundo, dedicado a ‘La posición de la banca europea frente a MREL’, el nuevo invento del regulador europeo sobre recursos propios.

Asegura que faltan entre 24.000 y 526.000 millones de euros en fondos propios. Muy riguroso

Nos informa el BBVA de los déficit de pasivos elegibles para absorber pérdidas en caso de resolución de una muestra de entidades. Intento explicarme. Recuerden ustedes que cuando la JUR, de la inefable Elke König (en la imagen) se cepilló el Popular (no se quejen de la expresión porque es la que corresponde al modo de actuar de la JUR) indicó que, al margen del problema de liquidez, había un déficit de 12.000 millones de euros. Es decir, que el Popular necesitaba 12.000, así que alguien tenía que ponerlos. Los 10.000 primeros los pusieron los accionistas, pues ese era el valor contable que se atribuía a su posición en el banco. Faltaban 2.000 millones de euros más que coincidían -¡oh casualidad, que nadie te cree cuando actúas!- con los pasivos subordinados y figuras similares, emitidas por el Popular. Así, se eliminó el derecho de los titulares de estos pasivos a reclamar lo que se les debía y todo solucionado: si se liquidaba el banco, daría para pagar a todos los demás.

Pues parece que las Autoridades Bancarias europeas le han cogido gusto a esto de resolver bancos, porque ya saben ustedes que, una vez que se prueba la sangre es difícil olvidar su sabor, ese sabor a hierro del hematocrito que tan poderoso hace sentirse al que lo prueba… y ahora quiere saber cuántos bancos puede resolver sin afectar a los depositantes. Como en el Popular. En el Popular hacían falta 2 mil millones de euros y -¡oh, casualidad! - los había. Ahora dice la EBA que faltan entre 24 y 526.000 millones de euros, para una muestra que incluye todas las entidades europeas que son sistémicas para el sistema financiero mundial o para el europeo, y unas pocas más hasta alcanzar el número de 63.

Por un lado, se exige a los bancos que aumenten sus fondos propios más allá de los que son capaces de rentabilizar

La diferencia no es chica: depende del criterio con el que se calcule la necesidad de fondos para absorber pérdidas no esperadas por parte de las entidades. Es decir, las aportaciones de accionistas y los beneficios no repartidos básicamente. A partir de ahí, se descuentan los fondos que hay y los pasivos que podrían amortizarse, como en el Popular, antes de pedir a los depositantes que renuncien a una parte de sus depósitos.

El escenario más duro, llamado de subordinación total, calcula que a la muestra analizada le faltarían 526.000 millones de deuda subordinada para poder asegurar que sus depositantes no corren peligro. Ese déficit no es chico, y es mayor en lo que a Europa le ha dado por llamar los países periféricos (España, Portugal, Grecia e Italia), donde las emisiones subordinadas y similares (preferentes, convertibles, etc...) son proporcionalmente menores que en los países que ellos llaman centrales, como si no fuera al revés: el centro es el Mediterráneo, como su propio nombre indica, y al Norte del Rhin y del Danubio comienza la barbarie.

Nada gusta más a un funcionario con estudios universitarios que saberse más poderoso que el que gana dinero

Un volumen de emisiones tan grandes y en proporciones tan elevadas de deuda subordinada, que es la más cara, para los bancos de los países no bárbaros, encarecería fuertemente su sostén financiero y la viabilidad de algunos. Así que, si les ponemos el requisito, deben pensar en la EBA, serán no viables porque no lo cumplen o porque cumplirlo los hace inviables. Y ¡voilá! podremos volver a resolver un banco que siempre mola, porque nada gusta más a un funcionario con estudios universitarios que saberse más poderoso que el que gana dinero.