Retrato de la inmadurez, soledad y frivolidad que presiden los encuentros de una serie de jóvenes en la capital del Sena marcadas por la amoralidad, todo ello en el Paris actual, en uno de sus distrito periféricos. En concreto describe las complejas relaciones que mantienen tres chicas y un chico. Así, cuando Émilie alquila una habitación de su piso conoce a Camille, un profesor afroamericano que, con el tiempo se enamora de Nora, una compañera de trabajo en una inmobiliaria que se trasladó a Paris para reanudar su carrera y, por su parecido físico, es confundida con una prostituta que mantiene contactos digitales a través de la red, Amber, lo que le ocasionará graves problemas entre sus compañeros de la Facultad.  

Del director Jacques Audiard ,algunos conservamos un buen recuerdo de su western crepuscular Los hermanos Sisters (2018), que  en España pasó desapercibido a pesar de tratarse de una magnífica reinterpretación del Oeste americano. Con Paris, distrito 13 retorna a las relaciones humanas singulares, pero acotándolas a sus pulsiones sexuales, como si los jóvenes actuales no pudieran tener amistad con alguien de otro sexo sin pasar por el “catre”, ofreciendo una visión desalentadora del ser humano. De alguna forma, juega con los espectadores a un ejercicio de voyerismo porque no solo los introduce en las contradicciones personales que viven esos personajes sino que no duda en mostrar explícitamente sus múltiples encuentros sexuales, mientras deciden si quieren ser amigos o amantes.

Para: los que quieran constatar la falta de valores actuales en la juventud.