Largometraje español de aventuras que recuerda argumentalmente, y salvando las distancias, a un clásico cinematográfico ochentero, Cuenta conmigo, puesto que, como la maravillosa película de Rob Reiner, un grupo de chavales adolescentes, ahora en la Galicia del año 1985, iniciarán un viaje que les hará madurar. En este caso saldrán a buscar una flor mágica que creen puede resolver el grave problema que tiene uno de ellos. La mítica y marchosa canción del grupo austriaco Opus, “Live is life”, da título a este film.

El paraje espectacular de la Ribeira Sacra es el escenario principal de la película donde transcurren los avatares de estos chicos, todavía inocentes, cuya amistad es “a prueba de bomba”. El cineasta Dani de la Torre, conocido por films de suspense como El desconocido o La sombra de la ley, cambia totalmente de registro para realizar esta película familiar. Para ello ha contado en la parcela de  guión con Albert Espinosa quien vuelve a la ficción cinematográfica tras el éxito de la serie Pulseras rojas y la película Planta 4ª. Como ocurrió con sus propuestas anteriores, el mayor logro de Espinosa es que sabe transcribir con mucho realismo cómo pensaban, se movían y hablaban  los adolescentes de esa época. Importante para defender la historia era encontrar a los jóvenes actores adecuados  que, sin ofrecer actuaciones memorables,  tienen gracia, fundamentalmente Javi Casellas, en la piel de Garriga. El resto de la pandilla está interpretada por Adrián Baena, Juan del Pozo y Raúl del Pozo, y David Rodríguez, cada uno de los cuales representa un prototipo de chaval.

Muy agradable de ver, y con momentos humorísticos puntuales, hay no obstante algunas circunstancias que no resultan demasiado creíbles, como el rescate que hacen de una niña-bebé en el poblado de los drogadictos. De nuevo las bicicletas, tan habituales en los pueblo de veraneo donde se reúnen chicos de diversas partes de España, forman parte del paisanaje de este film que nos habla de la naturalidad y sencillez  con la que expresan sus preocupaciones.

El propio director Dani de la Torre lo ha dejado claro; supone un homenaje a los largometrajes de aventuras de los años 80 con los que empezó a amar al cine. Por tanto, como aquellas, se trata de una película de contenido blanco, sentimental y esperanzador.

Para: Los que crean que en el cine español se pueden hacer películas agradables para todos los públicos