- Considera que el alquiler de la red a un competidor es un error.
- Reduce la calidad y es un negocio a corto plazo.
- Y encima, el éxito de arrendatario es tu fracaso futuro.
- Derechos del fútbol: o Mediapro cambia el modelo o será muy difícil que Vodafone compre la Champions.
- La prioridad ahora no es desplegar fibra sino actualizar la red de ONO.
- Antonio Coimbra califica los resultados del primer semestre fiscal de "muy buenos".
- La filial española se ha convertido en una de las que más aportan al grupo.
Vodafone lo tiene claro: no quiere competir por el negocio mayorista en el que sí ha entrado
Orange y, al parecer, con resultados positivos. Pero cuidado, porque es flor de un día, es decir, permite alegrar las cuentas de los primeros años, pero luego, ese crecimiento inicial se estanca.
No sólo eso, sino que a medida que los competidores van ganando posiciones,
se hacen más fuertes para renegociar los futuros alquileres a la baja. En definitiva, el éxito del arrendatario es tu fracaso futuro.
Ahora bien,
la razón más poderosa de Vodafone es que pretende tener la mejor fibra del mercado. Y si la compartes, ¿en qué te diferencias de la competencia? Así lo ha explicado este martes el consejero delegado de Vodafone España,
Antonio Coimbra, durante la presentación de los
resultados del primer semestre fiscal de la compañía. En cualquier caso, el hecho de no entrar en el negocio mayorista no implica que Vodafone no vaya a llegar a acuerdos para la utilización de la red, como tiene actualmente.
Los derechos del fútbol han vuelto a salir a la palestra. Coimbra ha vuelto a ser muy rotundo: el modelo actual es insostenible. Y si Mediapro (
Jaume Roures) no lo cambia, es decir, si no asume ningún riesgo y no comparte costes, va a ser muy complicado que Vodafone compre esos derechos. Sobre todo porque, según parece, Mediapro ha pagado entre 700 y 1.000 millones de euros a la UEFA para las tres próximas ediciones de la competición (de 2018 a 2021).
En la anterior subasta pagó 540 millones. Coimbra está sorprendido: a estas alturas, casi diciembre,
Roures no ha llamado para negociar y la aprobación del presupuesto para 2018 está a la vuelta de la esquina.
Precisamente, uno de los apartados que más presupuesto se ha llevado en años anteriores, además del fútbol, ha sido el despliegue de fibra óptica hasta el hogar (FTTH). Pues bien, eso ha cambiado. Ahora, la prioridad es actualizar la red de ONO, que es un híbrido de fibra con cable coaxial (HFC) y que no permite ofrecer 1Gbps. Actualmente, el 50% de la red propia de Vodafone (10,3 millones de hogares) es todavía HFC,
aunque el proceso de actualización está previsto que concluya en 2018.
En cuanto a los números del primer semestre fiscal, Coimbra los ha calificado de "muy buenos". Y es cierto que crece el número de clientes en todos los segmentos: en fibra (21%), en televisión (11%) y en móvil con contrato (2%). Ahora bien, los ingresos sólo han crecido un 1%, hasta los 2.512 millones de euros, porcentaje que se eleva al 2,4% si excluimos la financiación de terminales.
En todo caso,
los ingresos por servicio han aumentado un 2,8%, hasta los 2.326 millones y el ebitda ha crecido un significativo 9,6%. La compañía ha destacado, no obstante, que su segundo trimestre fiscal (julio a septiembre) es el que realmente ha marcado las diferencias. "Estamos muy contentos con lo que hemos logrado", ha señalado Coimbra. No es para menos.
Vodafone España se ha convertido en una de las filiales que más aporta al grupo británico. Y, por cierto, el impacto del fin del roaming ha sido prácticamente neutro.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com