- No es que los periodistas de El Mundo tengan menos calidad: lo que tienen es menos libertad.
- Entre La Moncloa y el CEC la independencia se hace muy difícil.
- Y Fernández Galiano no logra atravesar la frontera imposible de la prensa tradicional.
- Es decir, convertirse en digital sin jibarizarse.
- Y eso que sube la publicidad... pero bajan los ingresos por venta de ejemplares.
- En el entretanto, Pedro J. Ramírez, fracasado en El Español, expande el falso rumor de que le han pedido que vuelva.
- Una cosa es cierta: la dependencia de El Mundo con La Moncloa y con las grandes firmas del CEC no era tal con Pedro José.
Las
cuentas de Unidad Editorial al terminar el primer semestre no son como para tirar cohetes. Como todos los grandes medios, salvo aquellos que tienen televisión o radio (es decir, sistema concesional del Gobierno de turno), lo cierto es que los grandes grupos editoriales de
prensa vegetal están simplemente quebrados, con un patrimonio neto negativo.
Pero el comparativo daba bien (2015 aún fue peor), así que
Antonio Fernández Galiano se ha lanzado a pregonar la subida del resultado de explotación. Lo cierto es que lo que llega a Hispanidad es que
Expansión y
Marca sobreviven y que a
El Mundo, como todos sus colegas, dicho sea de paso, no le basta con el incremento de la publicidad: la venta de ejemplares se derrumba hacia el cero.
Ojo, y Galiano ha fracasado donde todos los señores de la prensa: en la
transformación de prensa vegetal en
prensa digital sin jibarizarse.
Pero hasta ahí todo normal. Contra los cambios tecnológicos no se puede luchar, hay que adaptarse y cuanta más historia, más difícil resulta la adaptación. No es para reprochárselo a Galiano.
Lo que sí se le puede reprochar es que desde que empezara la crisis la
independencia del grupo editorial ha caído en picado. Se escribe mirando a
La Moncloa y aún más a las empresas del Consejo Empresarial para la Competitividad (
CEC), sobre todo para los primeros espadas de la misma, cuyos portavoces quitan y ponen noticias y arreglan titulares a conveniencia. Y ojo, ya no mediante el ascendente sino mediante la amenaza.
La valía de un periodista se cotiza ahora según su capacidad para aguantar presiones, dado que sus editores, desde luego, estarán siempre del lado del enemigo (antaño, sólo algunas veces).
Y todo esto no significa que los periodistas de El Mundo tengan menos calidad que antes. Lo que tiene es menos
libertad y eso repercute en la calidad.
Mientras,
Pedro J. Ramírez, fracasado en El Español (los digitales también pueden fracasar), ha hecho correr el rumor de que le han llamado para re-dirigir El Mundo.
No es cierto, pero en algo tiene razón Pedro José: cuando él dirigía El Mundo, el papel de La Moncloa o el de las grandes corporaciones no lo ejercían con tanto escaro. Eso sí, consiguieron echarle a él y se creó hábito. De hecho, miren lo que dura ahora un director de El Mundo.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com