• India se ha convertido, sobre todo el sur, en uno de los mercados de maternidad subrogada: cuenta con 3.000 clínicas.
  • Es otra de las formas de explotación en el país de las castas, ya conocido por las explotaciones laboral o infantil.
  • El Gobierno ha aprobado una ley para acabar con esas transacciones, pero sólo en los casos "con fines comerciales".
  • También se prohíbe para los solteros, las parejas homosexuales y las no casadas.

Los desequilibrios en Asia, especialmente en India y China han provocado alarmantes casos de explotación laboral -es sabido, no digo nada nuevo-, explotación infantil -difícil de digerir para cualquier persona de bien- y también otro tipo de explotación lacerante, la de órganos. Pero el catálogo de perversas prácticas se alarga también a los vientres de alquiler, por los que se paga 3.000 dólares (2.659 euros, al cambio actual). El Gobierno indio ha aprobado esta semana -el miércoles, 24- un proyecto de ley con el que pretende poner fin a ese comercio. Ojo, quedará totalmente prohibida la gestación subrogada, pero sólo en los casos en que es "con fines comerciales", lo cual no cierra la puerta que se siga burlando la ley. Es una de las dolorosas realidades de la India, que se ha convertido -sobre todo el sur- en uno de los mercados de esta dolorosa transacción. Una evidencia más de la pobreza extrema en la que viven muchas familias en el país de las castas. De hecho, en el país existen cerca de 3.000 clínicas que ofrecen esos servicios en una industria que mueve cifras millonarias. El problema viene de lejos. Hace ya siete años, el propio Gobierno reconocía en un informe que India era uno de los "destinos preferidos por las parejas extranjeras en busca de vientres de alquiler". ¿Desagradable? Sí, muy desagradable. En este caso no afecta al sector textil y al químico o al empeño de las multinacionales de explotar a niños para vender deportivas más baratas en Occidente. La cadena británica BBC ponía de relieve esta realidad, con una serie de entrevistas realizadas en Chennai, una de las ciudades más frecuentada en busca de vientres de alquiler. Hay 150 en esa situación. Los testimonios son estremecedores, aunque la BBC no entra en los aspectos éticos. Prefiere centrarlo en los vínculos afectivos de las madres de alquiler con los niños que nacen después. En todos los casos, sin embargo, se repite el mismo argumento: familias sin recursos que ven una oportunidad económica en esa opción. Según el Gobierno indio, con la nueva ley se pretende acabar también con la importación de embriones extranjeros o el abandono de niños nacidos bajo gestación subrogada, que también sucede. Pongan los casos de los que no han pagado no dan señales de vida, o que en caso de gemelos, que la pareja que ha contratado a la señora pase de una de las criaturas. En todos esos casos, la pena será de unos 10 años de prisión y una multa de unos 15.000 dólares. Pero el aspecto más controvertido de la ley india es que se seguirá permitiendo la subrogación "con fines altruistas", en la que no median los pagos. ¿La parte buena? Que quedará prohibido ese comercio para los solteros, las parejas homosexuales y para las parejas que no estén casadas. Recuerden el anuncio reciente de un homosexual australiano de tener un bebé con su hermana y para ello había descubierto el remedio: el semen de su pareja -homosexual, claro- , el óvulo de su hermana, la fecundación artificial y un vientre de alquiler. En fin, en la India no podrá ser. Algo es algo. Andrés Velázquez andres@hispanidad.com