Lo nunca visto. Los minoritarios de Abengoashares, han ganado la Junta de Accionistas de hoy. Nunca votaron tantos en la ingeniería sevillana, un 28% del total del capital. De ellos, menos de la tercera parte apoyó al actual Consejo, presidido por Gonzalo Urquijo, y dos terceras partes apoyaron a los impugnadores. Conclusión: Gonzalo Urquijo ya no será presidente de Abengoa y el día 22, nueva Junta de Accionistas, se nombrará, previsiblemente, a Marcos de Quinto y se presentará un nuevo plan de refinanciación. Ahora la pelota vuelve al tejado de los acreedores, mayormente al Banco Santander.

Y aquí empiezan los problemas. En primer lugar, el Santander, cabeza de grupo de la acreedores, al que siguen bastantes fondos, estaba aproximadamente contento con el plan de refinanciación de Gonzalo Urquijo. A los nuevos no les conocen y, en cualquier caso, parece claro que pedirán más. Tampoco les conoce la Junta de Andalucía, que debía soltar 20 millones en avales y que, de repente, se cerró en banda. 

Por decirlo de otro modo: la victoria de Abengoashares ha sido increíble, única, insospechada… pero esperemos no resulte un victoria pírrica.

Si no se logra la refinanciación, nada librará a Abengoa del concurso de acreedores

Estamos hablando de una plantilla de 14.000 trabajadores en todo el mundo, unos 2.800 en España, 2.200 en Andalucía, con unos 3.000 titulados superiores, muchos de ellos ingenieros.

Durante el primer trimestre, el ebitda fue de 70 millones de euros y se espera que termine el año por encima de los 300. Las ventas han subido un 11% en tasa anual en lo que va de año. La filial que detenta los activos, AbeNewco, cuyo 70% del capital obra en poder de Abengoa, se enfrenta ahora a unos accionistas que no tienen por qué aceptar el nuevo plan de financiación de los vendedores de la Junta. Y ya no queda tiempo para reaccionar. Si los acreedores, a cuyo tejado ha vuelto la pelota, no aceptan el nuevo plan de financiación iríamos directamente al abismo.

Y a pesar de los pesares, conste que nadie, ni los más optimistas, podían pensar que un grupo de minoritarios se movilizaran y lograran la victoria. En este sentido, ¡bien por ellos! Lo que no sé es si ahora podrán salvar Abengoa.