- Esta vez el móvil no era satánico, sino meramente económico.
- Hay que distinguir entre robos con puro ánimo de lucro y las profanaciones.
- Pero la ignorancia de algunos, hace que a veces ambas cosas vayan unidas.
- Este caso sucede al de las profanaciones claramente satánicas de Valladolid y San Sebastián.
En la tarde del domingo 13, sobre las cuatro de la tarde, un ladrón robó una
custodia con una forma consagrada en el
Santuario de Schoenstatt situado en plena calle Serrano de Madrid. Las alarmas saltaron, pero a los padres no les dio tiempo a llegar,
y eso que hay seguridad en la zona pues enfrente se encuentra la residencia del embajador francés (que suele estar custodiada por vehículos policiales) y cerca de la embajada de Japón.
En esta ocasión, el móvil no era satánico, sino meramente
económico. El ladrón forcejeó la hucha de donativos, abrió el sagrario y se llevó una vistosa custodia -que alojaba en su interior la Sagrada Forma-, pero
no tocó varios copones con formas que también albergaba el sagrario.
Por tanto, hay que distinguir entre robos con puro ánimo de lucro -como en este caso- y las
profanaciones. Pero la
ignorancia de algunos -esta vez del ladrón-, hace que a veces ambas cosas vayan unidas. Y es que lo sepa o no, el ladrón robó una custodia con el
cuerpo del Santísimo.
Este hecho ocurrido en el Santuario de Schoenstatt de la madrileña calle Serrano sucede después de las profanaciones claramente satánicas de
Ocaña,
Valladolid (
en el colegio Peñalba y en dos parroquias) y del
cementerio de San Sebastián. Sucesos deplorables y que nos llevan a preguntarnos si
no nos damos cuenta de que vivimos entre demonios.
Todos estos hechos muestran cómo los
sacrilegios -especialmente los eucarísticos- se han disparado en nuestro país. Pero los católicos deben dar un paso al frente y no amilanarse,
según considera el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla.
Es mejor hablar de los hechos sacrílegos (realizados a conciencia o por ignorancia, al primar el objeto económico), pues
esconderlos sólo beneficia a quien los comente. Además, la policía no hace nada porque la Sagrada Forma no tiene valor económico. Sin embargo, es nada más y nada menos que el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com