• El Juzgado de lo Mercantil se niega a admitir a trámite la propuesta de la inmobiliaria para salir del concurso de acreedores.
  • La empresa no se resigna e interpondrá un recurso de apelación. Otra cosa es que lo consiga y evite entrar en liquidación.
  • La principal deuda bancaria es con el Santander (480 millones), al que propuso, como a otros acreedores, una quita del 80%.
  • Los activos están valorados en 1.474,36 millones, pero tiene un agujero patrimonial de 2.500 y una deuda de 3.978 millones.
¿Corre el riesgo Reyal Urbis, que llegó a ser la gran inmobiliaria española, de seguir la estela de Martinsa, en liquidación? Eso es lo que quiere evitar a toda costa su presidente, Rafael Santamaría (en la imagen). Otra cosa es que lo consiga. Y en el entretanto,  se encuentra con otra piedra en el camino: el Juzgado de lo Mercantil número 6 de Madrid se niega a admitir a trámite la propuesta de la inmobiliaria pasa salir del concurso de acreedores. Ha informado de ello a la CNMV. Pero al margen del hecho puntual, y a la espera de un desenlace -Reyal también ha señalado que interpondrá un recurso de apelación contra el auto judicial-, deja sobre la mesa otra cuestión: el aumento de la brecha entre el que fuera su principal accionista, el Santander, y Rafael Santamaría, conocido también por su amistad con José Bono. De la mano del Santander, fue una de las estrellas del sector inmobiliario español, pero su situación se complicó con la crisis del ladrillo. Como Reyal ya no podía pagar, el Santander asumió la gestión. Después de todo aquello, todavía tiene una deuda con el Santander de 480 millones de euros. Los otros dos grandes acreedores son la Sareb (600 millones) y el  ICO (220 millones). Hay además una veintena de entidades financieras acreedoras, que han hecho como el Santander, que no quieren oír hablar de recapitalizaciones y ya han provisionado los riesgos durante estos años y están dispuestos a aflorarlas, a contabilizar las pérdidas. Reyal Urbis está en concurso de acreedores desde marzo de 2013 y propuso, en febrero, una quita en la deuda de hasta el 90%, según los acreedores, para pasar a convertirse, en cualquier caso, en una inmobiliaria anecdótica y de cuarta categoría. A los bancos les planteó salvar la deuda mediante la entrega de lotes de activos por sorteo, lo que supone en la práctica un quita del 80% debido al valor actual de esos activos. La valoración de activos de la inmobiliaria es de 1.474,36 millones de euros, tiene un agujero patrimonial de 2.500 millones y una deuda total de 3.978 millones. Además, tiene una deuda con Hacienda de 400 millones. Para salvar ese escollo se planteó llegar a un acuerdo unilateral pero con otra fórmula a la empleada con los bancos. Rafael Esparza rafael@hispanidad.com