Las cuentas no salen y reducir deuda no basta
Hace ya mucho tiempo que PRISA se ha convertido en un circo financiero. La sociedad está presidida por el reelegido, de momento, Javier Monzón, a la sazón ‘secretario’ con poco mando en plaza de Ana Botín. Don Javier intenta velar porque la sociedad no se convierta, definitivamente, en uno de los principales morosos del Santander y arrastre también el 4,1% que la entidad financiera posee en la empresa editora. Y al principio decía ‘presidida de momento’ ya que uno de los varios jaleos registrados en el último consejo de administración de PRISA ha sido el cuestionamiento por parte de Amber Capital, actual primer accionista con el 29,8%, de su papel dentro del grupo, en favor de los intereses del Santander.
Siento ser tan reiterativo cuando escribo sobre PRISA, pero malo es cuando una sociedad presenta sus resultados del primer trimestre y la cabecera de la noticia es el refuerzo de su negocio digital y no la certificación del deterioro patrimonial (-498,9 millones de euros (M€) de patrimonio neto con un capital suscrito de 666,13M€). El problema es que ahora ya no le vale cambiar deuda por acciones, que es lo que ha estado haciendo hasta hace muy poco tiempo. Casi nadie está dispuesto a poner ni un duro en su capital sin controlar el total la compañía, que a finales de marzo presenta 1.320,16M€ de deuda con entidades de crédito, un 8,7% más que a cierre de diciembre pasado. Casi nadie salvo Carlos Slim, pero quiere todo el control, y aquí ya entramos en connotaciones más políticas, con el diario El País y la SER, voceros de La Moncloa.
Contablemente, El País está quebrado. Cualquier otra empresa de su tamaño, en sus condiciones, entraría en disolución
Aunque solo sea de pasada, ya que no tiene mucho más recorrido. El verdadero problema, desde hace muchos ejercicios, está en que lo que queda por vender no da para más que para mantener la cabecera de El País. Vemos que los ingresos de explotación han sido de 262,5M€, un 3,8% menos que en 2019, donde la estimación del impacto de la crisis del Covid-19 se estima en 25,5M€ y donde los ingresos digitales representan un 31% del total del grupo. Los gastos se han reducido en un 19% y quedan en 206,7M€. Todo esto con una gran parte de la plantilla en situación de ERE. El Ebitda es de 55,8M€ frente a los 17,7M€ conseguidos en 2019.
El resultado financiero es ligeramente mejor que en 2019, en un 20,4%, pero los gastos por intereses financieros crecen un 4,6% y PRISA paga ya 14,8M€ trimestrales por su deuda bancaria. El efectivo y medios líquidos han crecido hasta los 264,7M€ (+58,9%) gracias a los 99M€ dispuestos en líneas de crédito concedidas, no a ingresos del negocio.
El resultado neto es de -26,1M€ y recoge -25M€ en operaciones en discontinuidad por la venta del 30,22% de Media Capital a Pluris Investment, después del plantón que le dio Cofina, a la que pretendía colocar este “activo no estratégico” por 123M€. La venta, en la línea de la estrategia de vender para seguir viviendo, se ha hecho de una forma bastante apresurada y con un descuento del 38% sobre el valor inicial de la operación diseñada para Cofina, y si se tiene en cuenta que esta estaba dispuesta a pagar una sustanciosa prima de control, el descuento podría llegar a ser de casi un 70%.
Mientras, de forma ilusa, se permite titulares de prensa como los vistos estos días sobre el presunto interés de PRISA por la compra de la cabecera de El Mundo. Yo me sigo preguntando que como no sea con la financiación que el Santander le sigue ofreciendo, ¿con qué otro efectivo piensa hacer una operación así?
Mientras, en el gallinero que dicen que fue el consejo de administración en el que se pidió la marcha de su presidente no ejecutivo, Javier Mozón, y que verá sometida su continuidad al acuerdo de la próxima junta general del próximo 29 de junio, también se aprobó una reducción de capital en 595M€, lo que de momento les sacaría del desequilibrio patrimonial que podría suponerles causa de disolución.