La portuguesa EDP ha comprado Viesgo (la eléctrica de Cantabria) a una serie de fondos encabezados por el australiano Macquerie, con una valoración de la empresa -los fondos permanecerán aunque con una menor participación- que se aproxima a los 2.800 millones de euros.

La verdad es que Electricidad de Portugal comienza a resultar una empresa difícil de seguir. De entrada, provoca el enfado de toda Europa cuando el Gobierno portugués, tras expulsar a la española Iberdrola, se dejó conquistar por Tres Gargantas, la empresa china que utilizaba el país luso como entrada en Europa y que incluso pretendía hacerse con Iberdrola. Hasta Estados Unidos aseguró que los activos renovables de EDP en USA no acabarían en manos chinas.

Al final, el peligro fue conjurado y entonces se desató la polémica sobre una unión entre la francesa Engie y EDP.

Luego vino el escándalo del cese de la cúpula de EDP. Es igual, resulta que EDP, que entró en España con la compra de Hidroeléctrica Asturiana (todavía la joya de la Corona, EDP Renovables, tiene su sede en Oviedo) se lanza ahora a comprar, y a alto precio, por los escasos datos de los que disponemos, la vecina cántabra, es decir, Viesgo, antaño propiedad de la alemana EDP.

¿Hasta dónde quiere llegar EDP? Y sobre todo, ¿de dónde saca pa’ tanto como destaca?