- Como en muchos casos, la ley de blasfemia vigente en el país ha servido para atacarles.
- Al marido Shafqat Emmanuel lo torturaron delante de su mujer y de sus cuatro hijos menores de edad, y amenazaron con torturar también a ella.
- Para evitarlo, Shafqat Emmanuel se declaró culpable.
En
Pakistán, prosigue el exterminio silencioso de cristianos. Lo último es que
los esposos cristianos Shafqat Emmanuel y Shagufta Kausar (
en la imagen) fueron calumniados en 2013 y están condenados a muerte bajo la
ley de blasfemia.
Es uno más de los muchos casos de ataques a cristianos por parte de fundamentalistas islámicos, que se amparan en dicha ley para atacar a inocentes. Por ejemplo, según cuenta a
Aciprensa Joseph Anwar, hermano de Shagufta, en 2009 radicales islámicos atacaron 70 casas de cristianos en la ciudad de Gorja.
En ese ataque, su cuñado Shafqat recibió varios disparos y quedó parapléjico. Sin embargo, "la tragedia no había hecho más que empezar", pues a su hermana Shagufta se le extravió el teléfono móvil (que sólo usaba para hablar, porque no sabe escribir mensajes de texto). Ella denunció la pérdida "a las autoridades y fue en varias ocasiones a la tienda de telefonía para bloquear la tarjeta".
"Con fecha posterior, desde ese teléfono se enviaron mensajes de texto blasfemos al presidente de una asociación de abogados y al líder de una mezquita". El joven dijo que su hermana no es la responsable de ello pues no sabe escribir y no conoce a las personas que recibieron los mensajes.
Además "mi hermana sabe que esto está penado con la muerte, por lo que es imposible que lo hiciera". Sin embargo, en julio de 2013 fueron arrestados los dos esposos, acusados falsamente por grupos radicales de haber enviado los mensajes blasfemos. Según relató el joven,
torturaron a su cuñado delante de su mujer y de sus cuatro hijos menores de edad, y amenazaron con torturar también a ella.
Para evitarlo, Shafqat Emmanuel se declaró culpable. Dos horas después de la detención de su hermana, la policía llamó por teléfono a Joseph y le amenazó con que iban a por él: "¿Oyes esos gritos? Son de tu cuñado. Después vas tú", le dijeron. Ante ese riesgo, Joseph apagó el móvil y huyó. Salió de Pakistán de manera clandestina ayudado por un sacerdote y un periodista. Su familia, de ámbito rural, pertenece a una minoría católica del norte del país que es atendida por los padres dominicos. Desde hace año y medio vive en España protegido por el estatuto del refugiado religioso. No puede volver a su país porque sería apresado y encarcelado.
Ahora Joseph tiene el deseo de acudir a Roma para hablar directamente con el
Papa Francisco y "contarle la historia de persecución de mi familia y mi pueblo, pedirle consuelo, ver si puede mediar de algún modo".
Aún no tiene fecha ni conoce el procedimiento para lograrlo, aunque cuenta con la ayuda de algunas organizaciones y plataformas cívicas. Ni él ni su familia han renunciado a la fe: "ser cristiano en Pakistán ya nos forma. Creemos en Cristo, vamos a la parroquia y estudiamos la Biblia" y esto "fortalece nuestra fe". "Cristo es nuestra verdadera fuerza, incluso en momentos tan duros como éstos de persecución.
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com