El padre Bernardo Cervellera, incrédulo respecto al acuerdo con China
Como informó Hispanidad recientemente, el Vaticano espera renovar su acuerdo interino con China sobre el nombramiento de obispos -que expira en octubre-, como parte de los esfuerzos para «normalizar» la vida de la Iglesia Católica en China, dijo el lunes el Secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, recoge Infocatólica.
Parolin también indicó que la intención del Vaticano «es que [el acuerdo] se prolongue, que continuemos adoptándolo ad experimentum». «¿Hay la misma intención de parte de China? Creo y espero que sí», dijo, calificando los resultados del acuerdo provisional de dos años como «no particularmente excitantes».
Recordemos que, en marzo de este año, el Cardenal chino Joseph Zen acusó desde su blog a Parolin, de manipular al Papa Francisco y criticó el enfoque de la Santa Sede sobre la Iglesia Católica en China, recogió Aciprensa.
En ese contexto, Alfa y Omega publica una información en la que afirma que el Vaticano presentó dicho acuerdo como un logro pastoral que permitiría a los fieles tener obispos en comunión con Roma, pero reconocidos a su vez por China. Un texto provisional que debía ser revisado periódicamente, pero que para el director del portal de noticias Asia News, el padre Bernardo Cervellera, ha sido poco útil. «El acuerdo sirve para la designación de nuevos obispos, pero desde que se alcanzó el acuerdo, no se ha nombrado un nuevo obispo». En este sentido, Cervellera hace hincapié en que, en los últimos dos años, tanto los dos obispos que han sido designados, como los tres que han sido reconocidos por el Gobierno chino, fueron seleccionados antes de 2018.
El diálogo es inherente a la diplomacia vaticana. Pero «China siempre dio la espalda. Nunca tuvo una disposición abierta al diálogo. Por eso es lógico que la Santa Sede vea con muy buenos ojos este fino hilo de conexión», explica. «Entiendo que tengan una actitud positiva, que intenten consolidar la relación con China, pero los frutos son todavía muy pequeños», agrega Cervellera. El experto apunta a que la renovación del acuerdo será provechosa, solo si «en vez de doblegarse ante las exigencias de China, el Vaticano pone más condiciones».
Mucho más incrédulo se muestra el padre Sergi Ticozzi, misionero del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME por sus siglas en italiano) que reside en Hong Kong desde hace más de cinco décadas, y que piensa que el acuerdo ha servido de escudo al Partido Comunista en su cruzada contra el corazón de la resistencia cristiana clandestina: «Han silenciado al Vaticano ante la política de la chinalización de la religión». «El objetivo es el control absoluto de la iglesias que no están alineadas. Esto se traduce en destrucción de cruces y de iglesias, así como detenciones arbitrarias de obispos y sacerdotes clandestinos, aunque no suelen dejarlos encerrados mucho tiempo». «Son acciones disuasorias para evitar grandes celebraciones, marcar la doctrina y obligar al clero a inscribirse a la Asociación Patriótica», detalla Ticozzi, recoge Alfa y Omega.