• La deuda obliga al empresario a reconvertir el grupo.
  • La broma de la ampliación le ha salido algo cara: 500 millones de euros para no perder el control de la constructora.
  • De momento, reina la unidad familiar entre el padre y sus hijos, Juan, Silvia y Álvaro.
Al final, Juan Miguel Villar Mir (en la imagen) ha tenido que invertir unos 500 millones de euros en la macro ampliación de capital de 1.000 millones de OH, según la información remitida este viernes a la CNMV. El objetivo: mantener el control de la compañía, esto es, no bajar su participación del 50%. Concretamente, se ha quedado con el 50,01% de la constructora. Algunos dirán que era lo previsto y que no cambia nada. Es cierto que no modifica nada, o casi nada, en el corto plazo. De hecho, el nuevo compañero de viaje, el fondo Tyrus, que ha aprovechado la ampliación para adquirir el 8,3% de OHL y se ha convertido en el segundo accionista, ya señaló en su día que no tiene intención de entrar en el consejo de administración. Su inversión es puramente financiera. Lo mismo ocurre con Société Générale, que ha manifestado que su 5,5% corresponde a su "actividad normal de trading y préstamos de valores". Ahora bien, de cara al futuro, la situación ha sufrido un giro muy significativo. Me explico: Villar Mir mantiene el 50,01% de OHL a través de un family office que pasará a sus hijos cuando él decida o cuando le llegue el momento de rendir cuentas a Dios. Es decir, el 50,01% de la constructora estará en manos de Juan, Silvia y Álvaro Villar-Mir de Fuentes. ¿Qué pasará cuando uno de ellos quiera vender su parte o una parte de su parte? No podrá hacerlo sin que se reduzca ese 50,01% y la familia corra el peligro de perder el control de la compañía, a no ser que los compradores sean los otros dos hermanos. En definitiva, la deuda ha obligado a Villar Mir ha reconvertir el grupo aunque todavía no vemos las consecuencias. En cualquier caso, pueden estar tranquilos. De momento, reina la paz y la unión en la familia Villar Mir. Incluso, viven cerca unos de otros, en una urbanización de Madrid. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com