Pablo Iglesias, Pedro Sánchez, Pablo Echenique y, ahora, la última adquisición, la mismísima Nadia Calviño, insisten en hablar de “mayoría social”.

Que lo haga Podemos lo entiendo: electoralmente pintan cada vez menos y saben que todo su poder estriba en mantenerse en el Ejecutivo y en que Pedro Sánchez se siga negando a pactar con la derecha.

Y así, a falta de mayoría política, Podemos le repite aquello de “mayoría social”.

El “interés general” es aquello que beneficia a todos porque establece una misma igualdad de oportunidades para todos, no un mismo nivel de subvenciones públicas

Lo mismo le ocurre a todos los terminales del Nuevo Orden Mundial (NOM). Ni la mayoría de las mujeres son feministas (la mayoría de las mujeres son inteligentes), ni la mayoría de la población traga con la chifladura de la ideología de género, ni la mayoría de los españoles está favor de las subvenciones alimenta-vagos ni del apocalipsis climático o de la igualación entre católico y ultraderechista.

La mayoría discrepa abiertamente, o al menos matiza, estos tópicos del NOM pero si alguien invoca la mayoría social no encontrará respuesta -algo muy útil en política- porque lo primero que habría que preguntar es: ¿qué demonios quiere usted decir cuando habla de mayoría social?

En cualquier caso, y ciñéndonos a la economía, la mayoría del pueblo español no es el colectivo de proletarios que supuestamente evoca Podemos o el PSOE al referirse a la “mayoría social” y que inmediatamente unen a la otra mentira, la del interés general. La mayoría social española es la clase media, que puede definirse como aquella que tiene algo en propiedad. La clase media es el propietario, generalmente de su hogar, e hipotecado, pero, a la postre, propietario. Y claro, resulta que el propietario es el hombre libre porque depende más de sí mismo que el proletario.

Este personaje constituye la mayoría social, a la que no le hables de “nosotros y nosotras” porque no le gusta perpetrar incorrecciones gramaticales y porque sabe que el interés general es aquello que beneficia a todos porque establece para todos una misma igualdad de oportunidades, que no un mismo nivel de subvenciones pagadas por la generalidad y administradas por los políticos.

Lo que pretende Pablo iglesias es sangrar a la clase media para mantener votos cautivos de los españoles más vagos. Eso no es interés general, eso es mucha cara.