Maradiaga acusa a la ONU y a los medios de comunicación de silencio cómplice ante la matanza de cristianos
- El arzobispo de Tegucigalpa, uno de los nueve asesores del Papa, lamenta que el Consejo de Seguridad, donde está España, "no haga nada de nada".
- Sobre al aborto, enmienda la plana al PP: "Hay un principio de humanidad, no sólo político: si tú prometes algo tienes que cumplirlo".
- Por cierto, Carlos Osoro contesta al ministro Alonso que "para la vida no hay supuestos que valgan y cuanto más se defienda, mejor".
- Maradiaga pone en evidencia al régimen chavista: emplea con la oposición el método marxista de reprimir cuando no puede convencer.
- Castañazo a la moda del endeudamiento: "Hay una adicción, como la de las drogas. Es muy fácil, pero se deja una carga enorme a las generaciones que vienen".
- "Uno de los objetivos de la reforma del Papa Francisco es acabar con el 'carrerismo'; se trata de servir mejor".
- "El presupuesto del Vaticano no llega a los tobillos del de la diócesis de Colonia".
Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga (en la imagen), arzobispo de Tegucigalpa y coordinador del grupo de nueve cardenales que asesora al Papa Francisco (el G9 Vaticano, le llaman), ha sido ferozmente crítico esta mañana, durante su intervención en el Nueva Economía Fórum, con la pasividad de Naciones Unidas y de los medios de comunicación con la persecución de los cristianos en Oriente Medio y en otras partes del mundo. "No lo entiendo", ha enfatizado, poniendo de relieve el silencio cómplice de Occidente ante esa masacre. Es una de 'perlas' que ha dejado ante un auditorio diverso este obispo hispanoamericano, fino en su análisis, diplomático en algunas respuestas y enormemente esclarecedor para poner de vuelta y media alguno de los excesos de la vida moderna, como el capitalismo salvaje y deshumanizado porque se ha olvidado de la razón esencial a la que sirve la economía: la persona. Tocaba hablar de economía, es cierto, pero ha entrado en otras muchas cuestiones.
Vamos por partes. Sobre la matanza de cristianos y la cruel indiferencia de los gobiernos y medios de comunicación occidentales ha sido contundente: "No entiendo el silencio de los medios, ni que la ONU no haga nada de nada después de cinco años de guerra civil en Siria. ¿Por qué el mundo dobla la cara hacia otro lado?". El prelado ha apuntado directamente al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde está España en estos momentos, por cierto. Ha contado, incluso, para embellecer su intervención, que conoce la ONU y sabe que el Consejo tiene "un despachito" mucho más menudo que la flamante sala donde se reúne la Asamblea, pero donde no se escuchan muchas opiniones sino que se toman decisiones. Pues nada de nada, ha insistido, ahí no se ha tomado ninguna medida para mejorar la situación de los cristianos perseguidos, humillados, asesinados, ni en Oriente Medio ni en otras partes como África o Asia. Y para que se viera con más claridad su denuncia ha puesto dos ejemplos: ha comparado el número muertos en el último accidente de Germanwings, que ha lamentado, o el trágico atentado contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo, con la reciente matanza de cristianos en una Universidad de Kenia (son, respectivamente, 150, 14 y 148). Y se ha preguntado cómo es posible que tengan un tratamiento tan distinto en los medios de comunicación. Como saben, el grupo yihadista que emprendió su masacre en Kenia preguntaba a los estudiantes, antes de matarlos, si eran cristianos o musulmanes. "¿Por qué no tienen el mismo eco noticias tan tremendas?, ¿qué hace el Consejo de Seguridad de la ONU?", se ha preguntado. Y ha recordado que el Papa Francisco visitará la ONU el 25 de septiembre: "Espero que les dé una sacudita", ha bromeado.
También se le ha preguntado sobre la reforma de la ley aborto en España, que en tantos apuros está poniendo al gobernante PP. Maradiaga ha evitado diplomáticamente una respuesta concreta, amparándose en que haría mal contestando sobre una realidad que no conoce. "No me toca, no vivo en España", ha dicho, pero ha sido contundente sobre el incumplimiento de las promesas electorales, que es justo lo que ha hecho el PP: "Hay un principio de humanidad, no sólo político: si tú prometes algo tienes que cumplirlo". Verde y con asas. También le ha hecho la misma pregunta al arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, presente en el acto. En concreto, sobre qué opinión le merece que el ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, haya dicho que el PP prepara enmiendas para que la ley elimine el aborto como derecho. Ha sido muy escueto y lacónico (se podría haber explayado un poquito, la verdad): "Para la vida no hay supuestos que valgan y cuanto más se defienda, mejor. La vida es vida y todo supuesto es atentar contra la libertad".
Durante la intervención de Maradiaga han desfilado otras muchas cuestiones. La visión crítica de la economía ha centrado el discurso. El obispo ha explicado, en esencia, que el liberalismo economicista no está funcionando en la actualidad por un problema antropológico. Muy sencillo: no se tiene en cuenta a la persona y cuando eso sucede aparecen todos los males: un mercado absolutizado, exclusión social, la ruptura del equilibrio entre libre empresa y responsabilidad, el trabajo deshumanizado, la ausencia de ética a la hora de autorregular la riqueza, la codicia, etc. "No soy anticapitalista, sino que quiero una reforma profunda hacia un capitalismo más humano, que es lo que hace falta", ha dicho.
Entre sus críticas, ha lanzado otra directa contra el endeudamiento público, que no ayuda a corregir las desigualdades, aunque se pone como excusa para ello por los gobiernos. Ha dicho, en concreto, que "así como como hay adicción a las drogas hay adicción a la deuda. Es muy fácil. Y se les deja luego una carga enorme a las generaciones que vienen".
De las desigualdades a los regímenes injustos. Se le ha preguntado en ese sentido por lo que está sucediendo en Venezuela. Ha sido todo menos complaciente: "Hay que decir la verdad de lo que está pasando", ha dicho. Y ¿qué es lo que está pasando?: que el régimen chavista, que está utilizando el "método marxista" de reprimir cuando no puede convencer, está acorralando a la oposición política. "Es legítimo que haya oposición y no reprimirla", ha insistido. Lo contrario es atentar contra la libertad, un bien esencial. Estamos hablando, ha recordado, de "delitos contra la humanidad" y no denunciarlo nos llevaría a "la globalización de la indiferencia". Por ese motivo hay límites en la no injerencia en las cuestiones de un país. "El dictador se vuelve ciego, sordo y mudo" y eso es justamente lo que está sucediendo en ese país hispanoamericano.
Y de las desigualdades y la dictadura venezolana a la situación interna del Vaticano. Maradiaga forma parte de G9. Conoce muy bien, por tanto, la reforma de la Curia que ha emprendido el Papa Francisco. Ha quitado hierro a su trascendencia porque es otra reforma más, como las que se plantearon en su día San Pío X, Pablo VI o San Juan Pablo II, pero ha aclarado que los objetivos esenciales que persigue son dos: que la organización de la Iglesia sirva mejor a la persona y evitar el "carrerismo". No se trata de una corte papal, ha explicado, sino de adaptar a las instituciones y también a las personas, cambiando las mentalidades.
Por ese motivo, tan explicado, el Papa Francisco antepuso en las reuniones periódicas del grupo de sus nueve asesores más próximos su preocupación por la administración económica de la Iglesia, relacionada con el patrimonio o el banco vaticano (el IOR). Esa entidad, ha recordado, se creó como una fundación para evitar la confiscación por Hitler de los bienes de las distintas congregaciones de religiosos, pero derivó en otras cosas que se están corrigiendo. Por esa razón se cancelaron 14.000 cuentas que lo único que pretendían era evadir impuestos, "algo nada ético". La idea del Papa es que las cuentas del Vaticano sean limpias y transparentes. Y también ha sido elocuente Maradiaga respecto al dinero que maneja el Vaticano: "El presupuesto no llega a los tobillos de la diócesis de Colonia". Elocuente, si tenemos en cuenta el poder de la Iglesia alemana, sobre todo por el dinero del que dispone (gracias a las aportaciones de los contribuyentes germanos según la legislación del país). Con dinero se puede financiar, por ejemplo, la teología de la liberación. Pero el dinero se entiende muy poco con el principal mensaje del Papa Francisco, que Maradiaga ha resumido en tres palabras: "Misericordia, alegría y pobreza".
Rafael Esparza