La mentira de Marisú: subirá los impuestos de Sucesiones y de Patrimonio… por la puerta de atrás
Brillante exclusiva la de El Economista, en portada: “Sánchez usa la ley antifraude y sube Sucesiones y Patrimonio”.
La voracidad recaudadora de PSOE y Podemos, siempre dispuestos a meterle la mano en el bolsillo a los ciudadanos, se enfrenta a Bruselas y al sentido común. Sobre todo, se enfrenta a las urnas, porque una cosa es decirle a un encuestador que uno es partidario de más servicios públicos y de que suban las pensiones (¿quién no?) y otra bien distinta es pagar esos servicios con cargo a mi bolsillo, en un país como España donde, no se dejen engañar, no se pagan pocos impuestos, se pagan muchísimos.
Al fondo, el continuo derroche de la izquierda en el poder y, como no está dispuesta a reducir gastos, hay que meterle la mano en el bolsillo al ciudadano. Pero, al menos, que no le llamen “justicia” a esta tomadura de pelo.
La envidia es la columna vertebral del socialismo y el comunismo. O sea, del Gobierno de España
Total, que Marisú Montero, ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno Sánchez, tras presentarnos el pasado martes la nueva normativa antifraude, se le olvidó -su memoria es muy selectiva- contarnos que iba a aprovechar para subir el impuesto de Sucesiones (y donaciones) y el de Patrimonio.
Esto es, que el Gobierno Sánchez se dispone a subir los dos impuestos más injustos de todos… y por la puerta de atrás.
Ambos gravámenes tienen en común que se pagan dos veces. Lo que un padre haya ganado y pretenda dejar a sus hijos, o a la Iglesia, o a una ONG, es dinero que ya ha tributado. En el impuesto sobre el patrimonio, mucho más injusto que el de la renta, ocurre exactamente lo mismo: significa pagar otra vez por lo ya pagado vía impuesto sobre la renta, sobre el dividendo, etc. Y seguir pagando por siempre jamás.
Sucesiones y Patrimonio son los impuestos más injustos, porque operan sobre lo ya tributado
El impuesto de sucesiones y donaciones atenta contra la familia y contra la generosidad. O sea, a la izquierda le encanta. El impuesto sobre el patrimonio demuestra que lo que el socialismo llama “justicia fiscal” no es otra cosa que aquello que siempre se conoció como envidia… del que le va mal hacia el que le va mejor. Para entendernos, la cochina envidia. O sea, un cachondeo.
La envidia es la columna vertebral del socialismo y el comunismo. O sea, del Gobierno de España.