- El Santander dio la puntilla a la ingeniería para que entrara en concurso de acreedores y posterior liquidación.
- Se salvan los 97 empleados si el equipo de Federico Ávila se queda con el negocio de construcción (a precio de ganga).
- El declive empezó antes, cuando salpicó a Isolux la red de corrupción en las obras del AVE por la estación de La Sagrera.
- La entrada en prisión de Delso y Gomis depende de la investigación por fraude fiscal a través de una sociedad holandesa.
De
Isolux sólo quedará en pie lo que administrador concursal,
Francisco Vera, decida que quede en pie. Es su cometido desde que tomó el
mando un mes después de que la empresa se acogiera al concurso de acreedores. Desde el principio, optó por la vía dura. De ahí el
ERE de carácter extintivo para el 40% de la plantilla,
decidido en agosto, al que sigue ahora otra tanda que afecta a otros 373 trabajadores.
En esas condiciones, el empleado, a diferencia de un ERTE (expediente temporal de empleo), sólo cobra en concepto de indemnización y atrasos.
Hay otros 97 empleados, que podrían quedarse en la
nueva Isolux si finalmente prospera la oferta de compra del
negocio de construcción planteada por el equipo directivo, entre ellos el consejero delegado,
Federico Ávila. Por supuesto, a precio de ganga. El futuro de otros 58 depende de la venta de otros activos en liquidación.
El momento de
Isolux, así la cosas, es un reflejo fiel de las dramáticas consecuencias de una empresa en crisis, por su pasado, que remite
Luis Delso y
José Gomis, ex presidente y ex vicepresidente de la ingeniería -investigados por un fraude a
Hacienda- y también por el papel juzgado por los bancos acreedores, que no quisieron salvar la empresa mediante la
recapitalización de la deuda.
Clave en ese punto, por cierto, fue el Santander, el mismo banco que
ayudó a Abengoa pero no quiso hacerlo con Isolux.
Nemesio Fernandez Cuesta, el hombre colocado por la banca conducir la reestructuración, quedó al amparo de
Caixabank y
Bankia, ya sin el Santander, para una inyección de 400 millones, que finamente no consiguió.
Otra cosa es el futuro procesal de Luis Delso y José Gomis, que afrontar la petición de
penas de prisión por un presunto delito contra Hacienda, además de multas por la parte que defraudaron, que equivalen a sanciones superiores a los cinco millones de euros, en el primer caso, y de casi 9,5 millones en el segundo.
Delso y Gomis ocultaban presuntamente los dividendos cobrados de Isolux para evitarse pagos a Hacienda a través de una
sociedad mercantil holandesa (Construction Investment BV), de su propiedad y que poseía en paralelo la mitad de los títulos de Isolux. Para ello simulaban préstamos a un tipo ínfimo desde esa sociedad, que posteriormente quedaban condonados.
Del desenlace de esas investigaciones depende la entrada de Delso y Gomis en prisión, aunque sobre ese mismo pasado cuelga, a su vez, la
red de corrupción por las obras del AVE, que también salpicó a Isolux Corsán. El detonante fue el sobrecoste en la estación de
La Sagrera (Barcelona),
maniobras, en fin, que permitieron cuantiosos beneficios a Isolux a cambio de regalos y viajes a los funcionarios.
Rafael Esparza