El bastón de mando de INDRA continúa sin dueño claro. Por un lado, Marc Murtra, el candidato del PSC para mandar y presidir la compañía y, por otro, los dos consejeros delegados ratificados por el consejo de administración -más CEO la primera que el segundo- Cristina Ruiz e Ignacio Mataix.

Murtra no acepta ser presidente a secas e insiste en ejercer de primer ejecutivo, a pesar del mandato de los doce consejeros restantes que componen el máxima órgano de gobierno de la compañía. Y tanta es su determinación, que en el día a día ya manda tanto como si fuera presidente ejecutivo.

Murtra no podría mantener el pulso sin el apoyo del Gobierno y de los dos consejeros representantes de la Sepi, Miguel Sebastián y Antonio Cuevas, aunque lo cierto es que el exministro con Zapatero está manteniendo un perfil bajo, todo lo contrario que su colega, exdiputado del PSOE, que a sus 72 años está presionando al Consejo con tanta intesididad que los independientes le amenazaron con medidas disciplinarias, como adelantó Hispanidad. Y es que el Gobierno se juega mucho con la operación Murtra: nada menos que el éxito de su plan para 'tomar' el Ibex.

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Hablamos de siete consejeros independientes que finalmente darán su brazo a torcer si los dos accionistas mayoritarios -la Sepi (18,7%) y Corporación Financiera Alba (9,9%)- así lo disponen. Y Alba, que siempre apoyó a Fernando Abril-Martorell, no quiere enfrentarse ahora al Gobierno.

Mientras, la cotización de INDRA continúa por debajo del nivel registrado antes de la destitución de Abril-Martorell y este martes se mueve en el entorno de los 7,81 euros por título. El 20 de mayo, jornada previa al terremoto, cerró a 8,17 euros.