La digestión que está soportando Indra en el proceso de compra de Tecnocom ha perjudicado de manera determinante el resultado del último trimestre de la compañía que preside Fernando Abril-Martorell. El beneficio neto baja a cifras próximas a 11 millones de euros, un 47% inferior a los 21 millones del ejercicio anterior, con un leve crecimiento del Ebitda en un 1% hasta los 48 millones de euros. Eliminando el efecto de Tecnocom, el Ebitda habría experimentado un aumento del 15%, lo que evidencia que una integración siempre supone un proceso complejo y caro. A todo ello debemos unir el mal de muchas multinacionales españolas en el último trimestre: el efecto divisa, que ha devaluado de manera determinante los resultados obtenidos al otro lado del charco con una reducción del 3% de la facturación del grupo.

Considerando tales efectos la facturación aumentó hasta los 714 millones de euros, un 12% más respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. El proceso de integración de Tecnocom ha debilitado el Ebit con un efecto negativo de 6 millones de euros, lo que derivó en una reducción desde los 33 millones a 26 en el presente trimestre. Todo ello se refleja igualmente al margen de Ebit, con una cifra igual al 3,6% frente al 5,2% del mismo periodo del año anterior. 

Por otra parte, el resultado financiero experimenta cifras negativas de 9 millones de euros frente a las pérdidas de 2 millones de euros de marzo de 2017, debido a que en el periodo anterior se produjo un efecto positivo asociado a determinadas operaciones de cobertura por tipo de cambio y a otros resultados financieros que, de manera posterior, en segundo trimestre, revertieron.

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Por suerte, en la presentación de resultados remitida este lunes a la CNMV, la entidad se vanagloria de un aumento del 26% en los pedidos acumulados en el primer trimestre, excluyendo el efecto divisa, todo ello gracias a la evolución de las áreas de Transporte y Tráfico, y Defensa y Seguridad, así como en el área de Tecnologías de la Información. En términos reportados el incremento en los pedidos ha sido del 22%, hasta alcanzar los 1.040 millones de euros. En estas cifras no debemos obviar el efecto negativo de la estacionalidad de Semana Santa y, de manera especial, la no neutralidad contable de la nueva NIIF 15, efectos que conjuntamente suman 16 millones de euros negativos.

Desde el punto de vista del balance, la deuda del grupo quedó establecida en 602 millones de euros, un aumento significativo del 13,1% respecto a los 532 millones registrados el curso anterior y superior a los 588 millones con los que cerró el año 2017. No obstante, la deuda neta respecto al Ebitda se sitúa en 2,3, cifra comparable a los 2,0 del ejercicio anterior y 2,2 del cierre del ejercicio 2017.

En esta línea, la generación de caja en el trimestre fue negativa en 6 millones de euros, frente a los 5 millones también negativos del primer trimestre de 2017, considerando la compañía un efecto muy positivo, teniendo en cuenta que absorbió el aumento del Capex y el buen comportamiento de la caja en el último periodo del ejercicio 2017 por la anticipación de ingresos y otras modificaciones operativas.