- El gigante de la red y el lobby tecnológico intentan bloquear una ley que rastrearía a los traficantes de sexo en EEUU.
- La congresista Ann Wagner y el senador Rob Portman proponen reformar la sección 230 de la Ley de Decencia de las Comunicaciones.
- ¿Su objetivo? Impedir que se permitan y se protejan actos en línea que fuera de Internet son actividades criminales.
- Pero a Google y cía les importa mucho más el lucro y por eso dicen que la reforma "pondría en peligro el ecosistema de Internet" al restringir la libertad de expresión.
- Es sólo la punta del iceberg de un debate más grave: se distingue entre pornografía y tráfico sexual, al igual que entre pedofilia y pederastia, pero son actividades obviamente relacionadas.
Google representa, sin duda, el
monopolio de Internet, pues controla la mayor parte de los contenidos (a pesar de no crear) y de los ingresos publicitarios digitales, lo que le genera unos cuantiosos beneficios, y encima
le gusta evadir impuestos como a otras tecnológicas. Sin embargo, hay algo más grave:
no quiere proteger a menores del tráfico sexual, como informa
Friday Fax.
El gigante de la red y el lobby tecnológico intentan bloquear una ley que rastrearía a los traficantes de sexo en EEUU. Se trata de una propuesta de la congresista
Ann Wagner y el senador
Rob Portman, ambos del Partido Republicano -no es de extrañar, teniendo en cuenta los
peculiares 'amigos' de la demócrata Hillary Clinton- para reformar la sección 230 de la Ley de Decencia de las Comunicaciones (DCA).
El objetivo de los dos políticos republicanos es
impedir que se permitan y se protejan actos en línea que son actividades criminales fuera de Internet. Y es que con su propuesta quieren garantizar que las
víctimas puedan demandar a plataformas y sitios web, proveedores de alojamiento web y anunciantes en línea por
tráfico sexual infantil, así como por otros delitos y crímenes que permiten en la red.
Las grandes tecnológicas "están luchando desesperadamente para proteger su
cuenta de resultados. Estoy sorprendida de lo bajo que están cayendo", ha señalado la congresista Ann Wagner a
Friday Fax. Esto demuestra que a Google y compañía les importa mucho más el
lucro y por eso se oponen al proyecto de ley diciendo que "pondría en peligro el ecosistema de Internet" al
restringir la libertad de expresión.
Un
informe del Subcomité de Investigaciones del Senado concluyó que la web de anuncios clasificados
Backpage.com se benefició de la venta de niñas menores de edad para tener relaciones sexuales (a menudo ocultaban en sus textos que eran menores). En concreto, señaló que "
ocho de cada diez dólares gastados en publicidad comercial de sexo en línea en EEUU fueron destinados a Backpage.com".
Austin Ruse, presidente de C-Fam, editor de
Friday Fax, escribió a miembros a congresistas: "Nunca derrotaremos a los traficantes sexuales de niños, mientras Backpage.com, Google y otras plataformas web puedan evitar toda responsabilidad, por una conducta que ellos mismos podrían eficazmente vigilar".
Claro que este asunto es sólo
la punta del iceberg de un debate más grave:
se tiende a distinguir entre pornografía y tráfico sexual, al igual que se hace entre
pedofilia y pederastia, pero cada pareja de términos están relacionados entre sí y son igual de deleznables. Estaríamos ante una forzada distinción entre la teoría y la práctica. En primer lugar, la sociedad se aterra con el tráfico sexual y apuesta por combatirlo, mientras que la pornografía es tolerada e incluso defendida por algunos; pero esta última, literalmente, refiere la
publicidad de la trata, mostrando la conexión entre ambas, como recogió
Alfa y Omega. Y en segundo término,
se intenta 'normalizar' la pedofilia y separarla de la pederastia, como refirió
La Gaceta. Se puede ver en el diccionario de la
RAE, que define la pedofilia como "atracción erótica o sexual que una persona siente hacia niños o adolescentes" mientras ofrece dos definiciones sobre pederastia ("inclinación erótica hacia los niños" y "abuso sexual cometido con niños"), aunque el consenso entiende que la pedofilia es la
inclinación sexual -teoría- y la pederastia,
llevarla a la acción, es decir, el abuso -práctica-. En definitiva, distingos interesados: se podría decir que pornografía y tráfico sexual son dos ramas del mismo tronco, al igual que pederastia y pedofilia también comparten tronco.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com