Decíamos ayer, que Europa se ha cansado de ‘narciso Sánchez’. Pero en esta ocasión Europa no es Holanda sino la misma Alemania de Angela Merkel. Tampoco Emmanuel Macron pretende impugnar el fondo de reconstrucción europea -Francia también se beneficia de él- pero no esta dispuesto a que la aportación europea caiga en ese saco sin fondo en el que se ha convertido el gobierno socio-comunista de Pedro Sánchez.

Por eso le han exigido 200 diputados, que es algo parecido a exigirle un pacto de legislatura, que no de Gobierno, con el PP de Pablo Casado. Al menos, por algo se empieza, un acuerdo con el PP para los Presupuestos de 2021. Y el PP no aceptará, ni el aturdido Casado podría hacerlo, un pacto con los bolivarianos de Pablo Iglesias. Primero, hay que echar a Podemos del Gobierno.

Y ahí es donde surge Felipe González, esta vez aliado con José María Aznar. Últimamente, hablan mucho los dos expresidentes del Gobierno y ambos coinciden en algo: con el Gobierno frentepopulista de Pedro Sánchez nos vamos a la porra.

Ojo: si Sánchez rompe con Iglesias y pacta con el PP, permanecería en Moncloa

Así se pasa, esta vez con el apoyo de Europa, de la Operación Borrell -un fracaso, no lo olvidemos- a la Operación Margarita Robles, que podemos resumir así: Sánchez, o rompes con Iglesias o lanzaremos, desde el propio PSOE, pero con el apoyo del PP, tu sustitución por Margarita Robles.

Pero, ojo, Sánchez podrá mantener la Presidencia del Gobierno siempre que rompa con Iglesias y realice un pacto de legislatura con el PP de Pablo Casado: con ello dispondría de los 200 diputados que exige Bruselas. O sea, lo que exigen Merkel y Macron.

Robles se ha enfrentado directamente a Iglesias y a su pareja-ministra, Irene Montero. El lunes, en la Ser, la emisora de las esencias socialistas, Robles volvió a insistir en su teoría contra todo tipo de escraches, también contra los de Podemos, mientras su compañera de Gobierno -¡Jo, tía!- doña Irene Montero, se revolvía contra ella con curiosos distingos entre escraches, que son buenos, y acosos antipodemitas, que resultan prácticas deleznables y profundamente antidemocráticas.

Es decir, que cuando Podemos ataca al prójimo ejerce democracia pero cuando Podemos es el atacado estamos ante una demostración de fascismo. Y lo mismo ocurre con los casos de corrupción.

Por el momento, Sánchez vuelve a insistir en su narcisismo: él no acepta condiciones de nadie. Y menos de Felipe González

Insistimos, el propósito de González y Aznar es condicional: si Sánchez rectifica y rompe con Iglesias, se anula la Operación Margarita Robles. Si no, se rompe el PSOE y, a lo mejor, el grupo parlamentario del PSOE y, a lo mejorcísimo, hasta el Ejecutivo.

Ojo, la respuesta de Sánchez puede ser la misma que con la Operación Borrell: ‘sostenella y no enmendalla’. Y es cierto que ahora nada depende de Felipe VI, porque no se han celebrado elecciones, pero ahora la presión no viene de la calle Ferraz, sino de Europa.

Bueno, de Europa y de los mercados financieros… de los que depende el endeudamiento mayúsculo del Gobierno español.

Por cierto, una alianza PSOE-PP, que de eso estamos hablando, ¿qué influencia tiene sobre el voto católico? Ninguna, me temo. A pesar de los pesares, España no ha dejado de ser católica, aunque sólo sea de nombre, pero el PP sí.