"El obispo de Alcalá, monseñor Juan Antonio Reig Pla, ha sufrido esta semana una nueva y virulenta campaña contra él desde dos frentes a la vez, aliados entre sí: un lobby mediático y otro LGTBI (secundado por el PP). El objetivo en esta ocasión ha sido el acompañamiento que la diócesis y su Centro de Orientación Familiar (COF) brindan a decenas de jóvenes, y no tan jóvenes, que tienen atracción hacia personas del mismo sexo. No es nueva esta persecución, pues el prelado ha ganado hasta cinco querellas y denuncias de grupos LGTB en estos últimos años", explica Religión en Libertad.

Precisamente, para defender la verdad, estas personas acompañadas por el obispado han salido en tromba a desmentir todas estas informaciones. Muestran la realidad del itinerario que llevan años realizando, y en el que nunca se les tratado como 'enfermos', tal y como cuentan algunas de las noticias publicadas, añade esta web.

"De hecho, más de 100 personas del grupo 'Es Posible la Esperanza (EPE)' y que realizan este 'itinerario de maduración integral para sanar las heridas que se manifestaron en su PMS (proyección hacia personas del mismo sexo') han decidido dar un paso al frente y contar sus testimonios personales de cómo están siendo ayudados por los orientadores del COF de Alcalá y lo agradecidos que se sienten por el cariño y apoyo del obispo Reig Pla", añade Religión en Libertad.

Religión en Libertad ha tenido acceso al centenar de testimonios, cuyo número crece cada día, que han sido enviados al diario que inició la campaña contra estas reuniones de acompañamiento. “Esperamos que estas cartas, -explican estos jóvenes- nacidas desde la experiencia de cada una de las personas que las escriben, experiencia de sufrimiento, de lucha y esperanza, ayuden a quienes las lean a descubrir la verdad, la bondad y la belleza del amor humano, sacramento del Amor de Dios”.

Recibí esa ayuda porque, libre y responsablemente así lo quise, y esa ayuda fue en todos los aspectos de mi vida

“En esta auténtica avalancha de testimonios escritos durante estos últimos días, hombres y mujeres desde menores de edad hasta personas cercanas a la jubilación abren su corazón, muestran sus heridas pasadas y también la esperanza y felicidad que han ido encontrando en este itinerario. Nada de esto aparece en las informaciones publicadas contra este acompañamiento, motivo que les ha llevado a escribir y enviarles sus propias experiencias”, explica la web.

He aquí el documento que recoge los testimonios íntegros de este centenar de personas.

Religión en Libertad ha seleccionado algunos de estos testimonios:

Uno de estos jóvenes tiene 30 años y ha decidido mantener su anonimato. “Recibí esa ayuda porque, libre y responsablemente así lo quise, y esa ayuda fue en todos los aspectos de mi vida. A los pocos meses, ya empecé a comprobar que la atracción a las chicas empezaba a regresar, y la proyección hacia los chicos disminuía, a la par que yo me sentía más seguro en mí mismo, más integrado en mi realidad y en mi sexo. ¡La atracción hacia las chicas volvió! he vuelto a enamorarme de alguna chica, y ¡qué diferente es a los enganches emocionales que vivía con la PMS! Recuperé la felicidad. Las relaciones amorosas que viví con otros hombres no hicieron más que consumirme emocional e incluso físicamente (hasta el punto de perder toda la grasa y quedarme como demacrado), aunque yo pensaba que era ‘amor’ (y que, por lo tanto, no podía ser malo)”.

Por ello, se pregunta: “¿Hubiera podido vivir todo esto si la ley lo hubiera impedido? ¿Debo aplaudir que una persona que libremente quiere salir de la PMS no pueda hacerlo porque la ley prohíbe ser ayudado? ¿No tengo derecho a superar las heridas emocionales que se manifestaron, entre otras cosas, en la PMS y madurar de una manera integral, también en mi sexualidad?”.

Otro de estos testimonios es el de José Javier, un médico español de 42 años. Marcado desde niño por un “fuerte complejo de inferioridad” que le dificultaba relacionarse con los demás tuvo una infancia difícil. Según crecía, no le atraían las mujeres, experimentó grandes sufrimientos y llegó a creer que era homosexual.

Sin embargo, cuenta que conoció a alguien que había pasado por una experiencia similar y que finalmente logró casarse y formar una familia. “Me contó su historia de heridas afectivas y familiares y me sentí muy identificado. Nuestras vidas estaban marcadas por una experiencia vital y profunda de soledad y por la ausencia afectiva de un padre. Aquello me dio muchísima paz. Comprendí de dónde venía la atracción hacia personas del mismo sexo. En el fondo proyectaba el hombre ideal que yo quería ser en los demás. Me atraía y deseaba aquello que yo quería ser y no era. Proyectaba mi deseo profundo de ser valorado, apreciado y amado por los demás hombres. Y esa proyección se erotizaba”. Y así fue como empezó a recibir este acompañamiento que le ha ayudado en numerosos aspectos de su vida, no sólo en su atracción hacia otros hombres.

También María, una joven de 22 años, acude a estas reuniones y ha querido salir en defensa del obispo de Alcalá y de los miembros del COF. Explica que tras una complicada relación con sus padres, acabó creyendo que quería ser un chico. “Todas estas heridas y carencias se manifestaron en la adolescencia y comencé a vivir una relación con una mujer con la que poder sentirme querida ‘como era’. Sin embargo, a pesar de que ella me daba lo que quería, todo fue a peor y después de 4 años, acabé viviendo todo un año de infierno: no comía, no dormía, me quería morir, tenía ansiedad y no podía más”.

En el COF de Alcalá, y específicamente B.V., me ayudaron, me acompañaron, me acogieron y me enseñaron a madurar y a ser un hombre

En ese momento decidió empezar este itinerario: “empecé a conocerme, conocer los acontecimientos que me hicieron sufrir, he podido salir adelante y descubrir que la PMS no es una identidad sino una consecuencia de vivencia”. Por ello, recuerda que “elegir este proceso de maduración y poder ser acompañada es una opción tan válida como las demás y que tengo el derecho a vivir y a elegirlo libremente. Ninguna ley debería impedir eso. Eso es lo que defiende el obispo de Alcalá, el COF y BV (la persona señalada en las informaciones)”.

Por su parte, J.H., otro joven de 35 años, explica en su carta que “en el COF de Alcalá, y específicamente B.V., me ayudaron, me acompañaron, me acogieron y me enseñaron a madurar y a ser un hombre. Que es más de lo que imaginaba que yo iba a poder ser. Ni en mis más locos sueños pensé que mi vida pudiera ser como es ahora. Pasar de no aceptarme, no quererme, odiarme y darme asco, a encontrarme a gusto conmigo mismo, con mi forma de ser, de hablar. De no sentirme amado, a ser capaz de amar y sentirme amado”.

A mí nadie me ha obligado. Ni una sola vez. Nadie. Ni mis padres, ni mis hermanos, ni mis amigos, ni B.V., ni el obispo. Nadie"

Y ante la campaña contra este grupo y el obispo Reig insiste en que “a mí nadie me ha obligado. Ni una sola vez. Nadie. Ni mis padres, ni mis hermanos, ni mis amigos, ni B.V., ni el obispo. Nadie.  Lo he hecho porque he querido yo. Cuando hablan de la ‘homofobia interiorizada’ es una solemne calumnia. ¿Qué homofobia, si cuando ‘sales del armario’ resulta que pasas a ser el héroe intocable, y te prometen éxito, amor y sexo a tope? La realidad es otra, claro, pero eso no te lo dicen. Ya lo descubres tú después”.

Por ello, con gran firmeza recalca que “Monseñor Reig Pla y todo el equipo de personas que trabajan en el COF y el obispado (y específicamente, B.V.) son unos valientes y me causan profunda admiración y respeto por arriesgarlo todo por ayudarme a mí, y ayudar a todas las personas, hombres, y mujeres, que como yo no quieren, no queremos, conformarnos con la ‘verdad oficial’ de que la vida gay es estupenda y maravillosa”.