- Y con la fórmula de los bancos malos, pero como son italianos, a través de la titulización de los activos tóxicos; es decir, más especulación.
- El acuerdo con Bruselas (no lo considerará ayudas de Estado) da oxígeno a la banca, cercada por los 200.000 millones de créditos incobrables.
- Renzi no ha acertado con la reforma financiera y ha jugado a ocultar una bomba de relojería que amenazaba a otros países.
El Gobierno italiano ha llegado a un acuerdo con la
Comisión Europea para crear un sistema de
bancos malos con el que las entidades financieras de ese país puedan salvar el gran problema que las amenaza: la elevada
morosidad. Será con el apoyo del Estado, pero sin que Bruselas considere que se trata de ayudas de Estado, como ha explicado el ministro italiano de Economía y Finanzas,
Pier Paolo Padoan (
en la imagen).
En otras palabras, el Gobierno acude al
rescate para que los bancos se puedan sanear, pero no con ayudas de Estado, aunque sí con
garantías públicas sobre los activos que se desviarán hacia esos
bancos malos. Es el mismo esquema que se ha aplicado en otros países, como España o Irlanda, pero que Italia rechazó en su momento.
Pero no sólo eso. Los bancos podrán titulizar y mover los créditos problemáticos (activos tóxicos) de sus balances hacia otras entidades que serán gestionadas por separado e individualmente, lo cual equivale, en plata, a alimentan la
especulación, que arrojará sus garras sobre lo titulizado.
Las carteras críticas que se creen contarán con el aval del Estado. Y esas garantías se concederán y serán valorados de acuerdo con los precios de mercado, que deberán pagar los bancos.
El problema no es otro que la fundada sospecha de un desplome de los bancos italianos, debido a los 200.000 millones de euros en créditos incobrables (una losa, casi el 17% del crédito concedido) que
esconden sus entidades y que podrían hacer demasiada
pupa a la economía italiana.
Para hacerse una idea de la dimensión del problema, baste la referencia con otros países como Francia o España, donde el cálculo de crédito incobrable sobre el total es del 4% o del 7%, respectivamente.
Es el motivo por el que el
sector bancario arrastra fuertes pérdidas en bolsa. Su capitalización se ha reducido una media del 20% y en algunos casos, como en del
Monte dei Paschi, hasta del 40%.
El acuerdo con Bruselas era una necesidad para el primer ministro,
Matteo Renzi, que ha estado jugando al despiste para ocultar la dimensión del problema y que no ha acertado con su
reforma financiera. Y era una necesidad también para la Comisión Europa, si tenemos en cuenta que una
crisis financiera en la tercera economía del euro podría afectar también a otros países. Hablamos de una
bomba de relojería en toda regla.
El fiasco de la
reforma bancaria de Renzi ha llevado, por ejemplo, a tener que salvar
in extremis, como ocurrió en noviembre, a cuatro pequeños
bancos regionales (Banca Marche, CariFerrari, CariChieti y Banca Etruria), en los que se gastó 3.600 millones del fondo financiado por las entidades sanas.
Pero el problema no queda ahí y nace de haber primado la banca al por mayor frente a la banca minorista y de servicios. Por ese motivo hay un buen puñado de bancos italianos en venta sin posible comprador, y grandes problemas en grandes bancos como
Unicredit, el primero de Italia, que ha tenido que adoptar una medida tan drástica como despedir a 10.000 trabajadores, el 7% de la plantilla.
Se entienden así las reacciones por las dos partes. Tanto el ministro italiano Pier Paolo Padoan, como la comisaria europea de Competencia,
Margrethe Vestager, han saludado el acuerdo que permitirá "establecer un sistema de garantías" para que los bancos puedan gestionar su morosidad.
Rafael Esparza
rafael@hispanidad.com