De entrada sorprende que dos de los colectivos presuntamente damnificados por los delitos de odio, los trans y las feministas puedan encontrarse enfrentados. Pero, al parecer, puede ocurrir. El ejemplo lo representa la madre de las feministas en España, Lidia Falcón que ha declarado ante la Fiscalía por un supuesto delito de odio por criticar la Ley Trans

Según publica Actuall, la presidenta del Partido Feminista declaró este lunes 14 ante la Fiscalía tras ser denunciada por un posible delito de odio debido a sus críticas a la ley trans por la Federación Plataforma Trans. «El reiterado negacionismo de la identidad de las personas trans es constitutivo de delito de odio», afirmó la presidenta de la plataforma trans, Mar Cambrollé hace un año, cuando se presentó la denuncia.

Falcón defendiende el hecho biológico de que ser hombre o mujer es una consecuencia de la forma en que se combinan los cromosomas del varón y la mujer en el momento de la concepción. Un atrevimiento similar al del famoso autobús de Hazteoir.org que proclamaba: «Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen».

La Fiscalía también consideraría que podría constituir «delito de odio» la crítica a la presencia de un niño de ocho años en la Asamblea de Extremadura, quien presentado como niña, pronunció un emotivo discurso reclamando la Ley Trans que ahora impulsa la podemita Irene Montero desde el Ministerio de Igualdad.

A las puertas de la Fiscalía en Madrid y en algunas otras ciudades, numerosas mujeres han salido en defensa de Falcón en este caso, que ha sido tendencia en la red social Twitter con la etiqueta #TodasConLidiaFalcón. La Fiscalía también consideraría que podría constituir «delito de odio» la crítica a la presencia de un niño de ocho años en la Asamblea de Extremadura, quien presentado como niña, pronunció un emotivo discurso reclamando la Ley Trans que ahora impulsa la podemita Irene Montero desde el Ministerio de Igualdad.

Bajo el lema «No es odio, sino libertad de expresión», se han sucedido concentraciones de protesta en Madrid, Sevilla, Córdoba, Barcelona, Valencia o Málaga.

Resulta que al final, los delitos de odio se están utilizando como una venganza personal. Como no puedo atacar a la persona cuyas opiniones no me gustan, utilizo esas opiniones como delito de odio y me convierto en víctima. Así se juzgan las expresiones personales como delito sancionable con hasta 4 años de cárcel. No es ninguna broma.