- El proyecto estrella del Gobierno para la recta final de legislatura: lo social. Ejemplo, las míseras ayudas españolas a la familia.
- El ejecutivo Rajoy vende la administración pública por Internet: ¡muerte al papel!
- Según el Gobierno, la reforma de las Administración pública ha producido un ahorro de 18.000 millones de euros.
- Se han cerrado 2029 entidades -organismos y empresas- públicas.
- Ley de Montes. Buena organización de lo que hay pero pocos árboles nuevos.
Consejo de Ministros del viernes 9 de enero de 2014. Festividad de San Eulogio de Córdoba, un tipo de moda, pues fue descuartizado por hablar claro de Mahoma ante el emir, entonces el hombre más poderoso del mundo.
Pero en Moncloa, tras el Consejo, no sale san Eulogio, sino la vicepresidenta del Gobierno y portavoz del mismo, Soraya Sáenz de Santamaría, el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, y la responsable de Agricultura, Isabel García Tejerina. Ésta última se ciñe a sus proyectos (ley de Montes) pero los otros dos, Soraya y Montoro, están en campaña. Cantan las excelencias de la gestión popular, o sea, autoalabanza que apesta y, sin caer en el triunfalismo, naturalmente, nos comunican que vamos buenos y que, en un futuro sin fechar, pero cuasi coincidente con la campaña electoral para las generales, iremos mucho mejor.
No se lo van a creer pero Soraya nos encandilado con su obra magna. En un alarde de originalidad nos habla de la reforma de la Administración pública: no otra reforma, sino la misma de toda la legislatura.
Balance: se han ahorrado 18.000 millones de euros y se han cerrado 2.029 entidades públicas. Y hablando en serio, el balance es bueno. El problema es el de siempre: no vale de nada cerrar organismos sino empequeñeces el Estado y agrandas la sociedad. Y empequeñecer el Estado no sólo es cerrar entes y reducir funcionarios, pues hay funcionarios muy productivos. Reducir el tamaño del parasitario sector público es reducir su poder, esto es, reducir los impuestos. Y el PP no ha reducido impuestos sino todo lo contrario.
Montoro nos anuncia dos proyectos de ley, que vienen a ser uno, encaminados a poder seguir cerrando organismos públicos inútiles. No se crean que es tan fácil: los organismos públicos nacen pero no mueren nunca.
Y luego, en paralelo, la Administración pública electrónica: burocracia por Internet. No digo que algún siglo funcione, pero en el sector privado los resultados de cambiar hombres por máquina han resultado buenos para la cuenta de resultados de la empresa y desastrosos para el servicio que presta la empresa, es decir, para los seres humanos. Allá Mariano. Pero sí, Internet es un ahorro: lo que no es, es un buen servicio, porque la máquina no puede entender al hombre y, además, le humilla. Y el hombre es un sujeto muy susceptible.
Y el proyecto de reforma de la Ley de Montes de Tejerina. Está bien pensado, pero se trata de una norma encaminada a proteger lo que tenemos, no a aumentar las masas arbóreas, que es lo que necesita la desertizada España. Pero los árboles no crecen en un día ni dan frutos en un año, a veces nunca. Y estamos en crisis.
Otra novedad. En pleno cierre de centros públicos se crea la Dirección General de Naciones Unidas y de Derechos Humanos. Como sea, y me temo que será, la versión de los derechos humanos de la ONU, los derechos de segunda generación, estamos perdidos. Ya saben los derechos del hombre de 1948 -vida, familia, propiedad, vivienda, salud, etc.- han sido cambiados por los nuevos derechos: salud reproductiva, homosexualismo, feminismo radical, globalización financiera, animalismo, etc. Seguir reduciendo el tamaño del Estado.
Otro objetivo más para el nuevo curso: formación laboral, promoción de autónomos, reformas financieras, lucha contra el fraude fiscal y laboral. Y quinta, atención, según la propia Soraya, el objetivo "más ambicioso": la agenda social del Gobierno.
Esto es, repartir subvenciones en año electoral. Pero no se crean que serán muchas. Porque la vicepresidenta tiene la desvergüenza de volver a poner como ejemplo las ridículas ayudas a la familia y la maternidad. Sólo un ejemplo: en España 100 euros al mes por hijo, sólo para madre trabajadores y sólo hasta los 3 años. En Alemania. 350 euros mensuales por hijo, hasta los 18 años de edad para cualquier madre, trabaje o no. ¡Hay que tener cara Soraya! ¡Hay que tener cara, Montoro!
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com