- Theresa May ese topa con lo contrario que esperaba: el sector acelera sus planes de fuga.
- UBS, JPMorgan, HSBC, Goldman hablan ya sin tapujos del movimiento de plantillas.
- El mensaje deja en cuarentena, sobre todo, el negocio en banca de inversión.
- Poco ayuda el farol en los impuestos (¿un paraíso fiscal de ese tamaño?), inaceptable para Bruselas.
- Los planes de Londres afectan a fabricantes como Nissan y Toyota, que exportan el 75% a la UE.
El efecto del discurso de
Theresa May, la
premier británica sobre el
Brexit, pensado -en principio y desde el punto de vista financiero para tranquilizar a la
City-, ha tenido el efecto contrario al pretendido. Por lo menos en los que respecta a los
bancos, que ya están haciendo las maletas. No todas las maletas, pero la mudanza será importante.
Es la doble cara -siempre paradójica- de la cacareada
transparencia british, aplaudida en la cotización de la
libra, pero con otra reacción inmediata: para los
bancos de inversión ya no es un tabú decir que trasladarán parte de su negocio a otras plazas.
En datos de empleos, que siempre dan una pista importante -muchos de ellos
soltados en glamurosa cita de
Davos- la lista de engorda por momentos. Pero no sólo para las empresas de
servicios financieros -la parte mollar- sino también de fabricantes, por ejemplo, del automóvil.
Corre en paralelo lo dicho tanto por May como por el ministro británico del Tesoro,
Philip Hammond, sobre que si el Reino Unido no consigue un
acuerdo comercial satisfactorio con la UE tendrá que buscar una salida por la vía fiscal, con la amenaza de un
paraíso fiscal (¿de ese tamaño?), un farol como otro cualquiera. Difícilmente aceptaría Bruselas mantener la libertad de mercado si al mismo tiempo se rompe la
armonización fiscal.
En el sector bancario, de momento, esto es lo que hay:
El banco suizo
UBS, que tiene 5.000 empleados en Londres, adelanta que se llevará a 1.000. Lo ha anunciado el propio presidente,
Axel Weber.
El banco americano
JPMorgan Chase, que dispone de una plantilla de 16.000 personas, desplazará a más de 4.000. Su presidente,
Jamie Dimon, va más allá, incluso, al señalar que "habrá más movimiento del que esperaban".
El detonante,
según Dimon, es el anuncio de ruptura de May evitando, incluso, una relación con la UE parecida a la de Noruega, con la que accedería más cómodamente al mercado europeo.
El banco británico
HSBC ha confirmado también, a través de su presidente ejecutivo,
Stuart Gulliver, que moverá a 1.000 empleados de Londres a París, ya que el Brexit deja seriamente tocado sus ingresos en su división de banca de inversión.
Goldman Sachs, por su parte, no ha tomado aún, a la espera de la estrategia que sigan los grandes colosos en banca de inversión de
Wall Street. A lo único que ceñido de momento es a negar que sea vaya a afectar a la mitad de la plantilla, según una información del diario germano
Handelsblatt -en torno a 3.000 empleos-, y que los vaya a mover a
Frácfort y
Nueva York.
Otra realidad, en cualquier caso, es el ritmo con el que se aceleren esos
movimientos, teniendo en cuenta el
factor humano, el contacto con los mercados -la regulación británica puede ser flexible o una rémora- y que para los bancos,
Londres es un puente entre EE0UU, Europa y otras plazas.
Los
fabricantes de automóviles, como
Nissan o
Toyota, también lo tienen claro. Se establecieron en el Reino Unido como punto de referencia en sus planes de exportación al resto de Europa.
Toyota ya ha advertido que se replantea su presencia en el país fuera del
mercado único europeo. De hecho, el mercado europeo es el destino del 75% de los coches que produce en Gran Bretaña, donde emplea a 3.000 trabajadores.
De momento, lo más reseñable es que están en contacto con el Gobierno de May
para que les aclare qué va a pasar y qué garantías les da para que la salida de la UE no les perjudique.
Rafael Esparza