Francisco González se ha ofrecido a Román Escolano para comprar Bankia, pero José Ignacio Goirigolzarri se opone.
Pasen y vean. Hasta ahora, el ministro de Economía, Román Escolano, cuyo principal cometido es cerrar el saneamiento bancario, es decir, privatizar Bankia, no ha dicho la última palabra. El asunto es difícil porque el mercado está como está, también con el sector bancario, y no se podrán recuperar, ni de lejos, los 24.424 millones de euros empleados en el saneamiento, que no dejan de suponer un 2,2% del PIB. Hasta ahora, el Gobierno sólo ha recuperado, dividendos incluidos, 2.863 millones.
Por eso se pensó en que el equipo de José Ignacio Goirigolzarri se hiciera con BBVA mediante una fusión de ambos grupos, aprovechando la jubilación de Francisco González (FG), precisamente el hombre que despidió a Goiri cuando éste le hacía demasiada sombra como Ceo del BBVA.
Naturalmente, FG se cerró en banda y puso sobre el tapete su propia sucesión en el actual consejero delegado, Carlos Torres Vila.
Eso sí, Goirigolzarri no aceptaría estar a las órdenes de FG, ni ‘jarto vino’
Ahora bien, recordemos que FG tiene un problema: no consigue más prorrogas del Banco Central Europeo (BCE) y ahora contrataca: señor Escolano, ¿tiene usted un problema con Bankia? No se preocupe, el BBVA podría comprarle el banco. Para ello bastaría con que el Gobierno español presionara al BCE para que yo me pudiera quedar al frente de la entidad fusionada durante un cierto tiempo. Y si quieren, que Goiri sea mi Ceo. Algo que el actual presidente de Bankia no aceptaría ni ‘jarto vino’.
Y es que el ministro Escolano tiene dos problemas con Bankia: una prórroga elevaría el coste del saneamiento y aumentaría el déficit
Porque es cierto que Escolano y el Gobierno tienen un problema, y no pequeño. Una doble problema: una prórroga en el mantenimiento de Bankia supondría un coste adicional y, políticamente, Europa podría plantarse y exigir, tal y como está acordado, que el coste del saneamiento y re-privatización de Bankia vaya directamente contra el déficit público. Y no están los tiempos para déficit público.
El Gobierno tiene la palabra.