Al ministro de Economía no le salen las cuentas. Román Escolano tomó posesión del despacho que había dejado Luis de Guindos con un objetivo claro: privatizar Bankia y recuperar los 22.424 millones de euros de ayudas públicas que recibió. Una cifra que aumenta hasta los 24.069 millones si incluimos los 1.645 millones que recibió BMN.

Las cuentas son así: de los 24.069 millones, Bankia ha devuelto, entre ventas y dividendos, 2.863 millones. Es decir, quedan pendientes 21.206 millones que, si no se amplía el plazo, el FROB debería devolver antes del 1 de enero de 2020. El reto es prácticamente imposible y más todavía después del desplome bursátil de los últimos días.

Efectivamente, la incertidumbre italiana y la moción en España han golpeado especialmente al sector financiero y Bankia no ha sido una excepción: su cotización ha caído hasta los mínimos registrados a finales de 2016. Las acciones de Bankia valen este miércoles 3,3 euros y la capitalización apenas alcanza los 10.180 millones de euros.

En otras palabras, para devolver todas las ayudas pendientes, Bankia debería cotizar a 6,9 euros, algo más del doble que su valor actual. Y las perspectivas no son muy halagüeñas, al menos si nos fijamos en los últimos movimientos que señalan que los bajistas acaban de superar el 4% del capital.

Escolano tiene un problema… y lo sabe. Tal vez la mejor solución sea una fusión. Pero ¿con quién?