- La operación arranca con 2.000 despidos en el Senado y 600 en el emblemático 'centro Kirchner', cuenta El País.
- Pero el proceso puede acabar con hasta 60.000 personas fuera de la administración.
- "El Estado no es una bolsa de trabajo, no tiene que pagarle a una cantidad enorme de militantes de algún partido político", aseguró la vicepresidenta Gabriela Michetti para defender su decisión.
- "Solo estamos poniendo orden. Ha habido abusos por todas partes", señala a El País Hernán Lombardi, ministro de Medios Públicos.
El nuevo presidente argentino
Mauricio Macri (
en la imagen) continúa con sus reformas, poco a poco. Ya contamos que
modificó por decreto la 'kirchnerista' Ley de Medios; que
puso fin al control cambiario, o que
eliminó impuestos a la exportación de granos, carne y bienes industriales.
Lo último lo cuentan
BBC y
El País: despidos masivos de empleados públicos contratados en 2015 por el kirchnerismo y muy cercanos a la militancia. Es un proceso que puede acabar con hasta 60.000 personas fuera de la administración y ha empezado con 2.035 despidos en el Senado y 600 en el emblemático
Centro Cultural Kirchner.
"Esto no es un ajuste ideológico neoliberal, no tiene nada que ver con el debate estado grande-estado chico. Solo estamos poniendo orden. Ha habido abusos por todas partes. Entraron sin un proceso de selección, en muchos casos ni siquiera entrevistas, muchos los fuimos a buscar y no estaban", señala a EL PAÍS
Hernán Lombardi, ministro de Medios Públicos y responsable de la decisión de no renovar el contrato al 85% de la plantilla del Centro Cultural Kirchner, que de momento se ha cerrado.
Otro símbolo de que la cosa va muy en serio llegó en el Senado, donde Macri no tiene mayoría pero sí la presidencia, que corresponde por la Constitución a Gabriela Michetti, la vicepresidenta del país y gran referente del macrismo. Michetti ha despedido a 2.035 personas contratadas por el kirchnerismo con tanta rapidez que ahora va a tener que readmitir a un grupo de 43 discapacitados dentro de un programa de integración que se colaron entre los supuestos ñoquis.
"El Estado no es una bolsa de trabajo, no tiene que pagarle a una cantidad enorme de militantes de algún partido político", aseguró Michetti para defender su decisión. Según sus datos, con su antecesor, el kirchnerista Amado Boudou, la masa salarial del Senado creció un 80% y los empleados de esta institución un 146%.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com