- La alcaldesa de Barcelona podría no dar el permiso de obra a Emin Capital, que compró la torre por 150 millones.
- Los planes de este fondo de capital riesgo son: mirador y restaurante, hotel de cinco estrellas gestionado por Grand Hyatt y centro de convenciones.
- El 31 de julio se apagarán las luces de su fachada para ahorrar hasta que tenga el 'ok' para operar el ramo hotelero, pues Colau ha paralizado las inversiones en dicho sector.
- Ese día, Ángel Simón, presidente de Agbar y director general adjunto del negocio de agua en Europa de Suez Environnement, iba a ser el último en salir de la torre antes de las obras.
- Paralelamente, el número dos de Colau, Gerardo Pisarello, coloca a su pareja en el Ayuntamiento, al igual que hizo su 'jefa' en el partido.
Si antes mencionábamos
el desastre de Carmena al frente del Ayuntamiento de Madrid, las cosas no están mejor en el de Barcelona, con
Ada Colau al mando. Y es que la alcaldesa de Barcelona amenaza con cargarse la gran obra de la
Torre Agbar.
Ya saben, ese rascacielos de 145 metros de altura y forma un tanto peculiar, situado en una zona muy céntrica de la capital catalana, diseñado por el arquitecto francés
Jean Nouvel, en colaboración con el estudio b720 Arquitectos. Para realizarla, Novel se inspiró en Antoni Gaudí, la Sagrada Familia y las montañas de Montserrat, aunque la Torre Agbar recuerda al edificio Gherkin de Londres.
Pues bien, resulta que la alcaldesa de Barcelona podría no dar el permiso de obra al fondo de capital riesgo
Emin Capital, que compró la Torre Agbar al grupo
Aguas de Barcelona (Agbar) por 150 millones de euros. Y es que el ayuntamiento es el que se encarga de otorgar el permiso de obra, sin el cual no se puede realizar. Lo positivo es que no necesita el permiso de edificabilidad porque ya tiene la calificación requerida para albergar oficinas y hoteles.
Los planes de Emin Capital para la Torre Agbar son tres. En primer lugar, hacer un mirador y un restaurante en la planta alta. Segundo, un hotel de cinco estrellas de la compañía hotelera
Hyatt, la cual reconvertirá las oficinas actuales en un espacio hotelero y lúdico, que operará bajo la marca de lujo Grand Hyatt. Y tercero, un centro de convenciones en la planta inferior. Planes que se podrían ir al traste si Colau pone pegas a la hora de otorgar a Emin Capital el
permiso de obra.
Por ahora, lo único que se sabe es que el próximo día 31 de julio
se apagarán las luces de la fachada de la Torre Agbar. Una medida con la que la sociedad de inversión que dirige
Jordi Badia busca ahorrar en la factura eléctrica hasta obtener el 'ok' para operar el ramo hotelero, pues Colau, ni corta ni perezosa, ha cargado contra el sector turístico y entre otras medidas, ha paralizado las inversiones en el sector hotelero. El 31 de julio también era el día previsto para que
Ángel Simón, presidente de Agbar y director general adjunto del negocio de agua en Europa de
Suez Environnement -grupo francés propietario de Agbar
-, fuera el último en salir de la Torre Agbar antes de las obras.
Paralelamente, el número dos de Colau y primer teniente alcalde de Barcelona, el argentino
Gerardo Pisarello, ha colocado a su pareja, Vanesa Valiño, en el Ayuntamiento como asesora de la Concejalía de Vivienda, que lidera el edil Josep Maria Montaner. Pisarello es un personaje peculiar, hijo del abogado Ángel Gerardo Pisarello -miembro de la Unión Cívica Radical asesinado en 1976- y de ideología montonera peronista (en la cual había unos que cogían las armas y otros que aplaudían a los primeros -en este último bando estaban, entre otros, los Kirchner-). Es decir, que Pisarello ha hecho lo mismo que su 'jefa', que hace unas semanas colocó a su pareja, Adrià Alemany, aunque como responsable de relaciones e institucionales de su partido, Barcelona en Comú.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com