Para situarnos: un grupo de accionistas minoritarios de Abengoa, impulsados por el bufete Gold Boutique, constituyó la asociación Abengoashares con el objetivo, supuestamente, de defender los intereses de los minoritarios tras el Tercer plan de refinanciación que la compañía presentó el pasado 6 de agosto.

Ahora bien, la intención real de Abengoashares quedó al descubierto cuando envió una carta a la compañía solicitando que le devolviera el dinero invertido a sus asociados, clientes de Abengoashares. El precio: 0,0161 euros por acción, el precio que marcaron los títulos de la clase A justo antes de que la CNMV suspendiera su negociación, el 14 de julio.

La empresa, sin embargo, no respondió al mensaje y entonces fue cuando Abengoashares convocó la Junta Extraordinaria que se celebrará el próximo 17 de noviembre y en la que amenaza con echar al actual Consejo. En definitiva, si no me dais lo que pido, llevamos a la compañía al concurso de acreedores. Porque eso es exactamente lo que sucederá si, efectivamente, la Junta del 17 respalda mayoritariamente la propuesta de Abengoashares: echar al Consejo de Administración y replantear el plan de refinanciación. Luego hablaremos del papel de la CNMV.

“Accionista… ¡Tu inversión depende de tu voto!”, reclama la asociación en su página web, en la que asegura representar a más del 10% del capital, aunque en la empresa afirman que apenas superan el 3,3%, lo mínimo para poder convocar una junta extraordinaria. Es decir, la asociación, lejos de buscar el bien de todos los minoritarios, sólo pretende que sus asociados recuperen su inversión. Y si no lo consigue, todos a la quiebra.

Evidentemente, tanto el Banco Santander como el Estado, propietarios de algo más del 3% cada uno de ellos, no están muy conformes con la convocatoria de la Junta Extraordinaria y votarán en contra.

Vamos con el orden del día remitido a la CNMV, el 16 de octubre, que se resume en dos cuestiones clave: echar al actual Consejo de Administración presidido por Gonzalo Urquijo y -aquí viene lo mejor- nombrar un nuevo Consejo, pero sin concretar nombres. ¿Seguro que la CNMV no debía tomar cartas en el asunto? ¿Acaso se puede convocar una junta y pedir el voto para nombrar nuevos consejeros, pero sin dar los nombres concretos? Porque ya hay accionistas votando anticipadamente y no saben a quién están votando.

Pero Sebastián Albella está en otro partido: en el de su ‘reelección’ como presidente de la CNMV. Al parecer, no le conviene meterse en líos, aunque eso implique ponerse de perfil ante un caso tan flagrante.

Por cierto, el gobierno andaluz insiste en que no tiene instrumentos jurídicos para aportar los 20 millones de euros que le solicita la empresa. ¿Seguro? El ICO ya ha aportado 100.000 millones. En cualquier caso, desde la primera vez que la Junta de Andalucía dijo que carecía de instrumentos jurídicos han pasado tres meses, tiempo más que suficiente para ‘crear’ esos instrumentos. A ver si lo que sucede realmente es que al gobierno del pepero Juanma Moreno no le interesa salvar a Abengoa.