• Y mucho menos Caixabank, a pesar de los intentos del propio Escotet.
  • La entidad ha paralizado el plan de expansión previsto por las principales ciudades españolas.
  • Y los nuevos fichajes abandonan la entidad al considerar que no se cumplen las expectativas.
  • A todo esto, el negocio no arranca: caen los márgenes, y el beneficio hasta marzo se desploma un 40%.
Abanca, antigua NCG Banco y el gran desastre del FROB, está en venta. Su dueño, el venezolano Juan Carlos Escotet (en la imagen), quiere poner punto final a su aventura española, pero no lo hará a cualquier precio. Aunque lo cierto es que, a poco que le paguen, logrará unas suculentas plusvalías. Recuerden: el FROB le adjudicó NCG por 1.003 millones de euros -no era la mejor oferta-, a pagar en cómodos plazos hasta 2018. Tan cómodos que, a día de hoy, Escotet sólo ha pagado 403 millones. Se supone que antes del 30 de junio de este año tiene que desembolsar otros 100 'kilos', otros 200 millones en 2017 y, el 30 de junio de 2018, los últimos 300. En dos palabras: un chollo. El problema de Escotet es que no encuentra comprador, a pesar de que Abanca cuenta con el 50% de cuota de mercado en Galicia. Es cierto que negoció con Caixabank a principios de 2015, pero la cosa no pasó de ahí. El venezolano se quiere marchar, sí, pero con las alforjas repletas. En el entretanto, ha paralizado el plan de expansión previsto: apertura de oficinas en la cornisa cantábrica, en Madrid y Barcelona, y entrada en las capitales de provincia de más de 200.000 habitantes. Un ejemplo: la inauguración de la oficina representativa en Madrid, prevista para antes del verano, en el palacete del Paseo de Recoletos que el banco compró en diciembre de 2015, se ha retrasado, en principio, hasta septiembre. Ya veremos, porque en Abanca no hay movimientos al respecto, y estamos en mayo. Es más, el profesional fichado para ser el director de esa oficina ha abandonado la entidad precipitadamente. Primero, fue destinado a otra sucursal y, ante la parálisis del plan de expansión y el incumplimiento de las expectativas creadas, ha decidido salir por donde entró. Y no es el único que lo ha hecho. Todo esto en un contexto en el que el negocio no arranca. El margen de intereses cayó un 7,8% durante el primer trimestre del año, hasta los 97 millones de euros, lo mismo que el margen bruto, que se desplomó un 64,5% y no superó los 172 millones. Lo más positivo fue el aumento del 5,2% de las comisiones (39 millones de euros), aunque insuficiente a todas luces. Al final, el beneficio bruto fue de 111 millones, un 38,8% inferior al de un año antes, y el beneficio neto se quedó en 77 millones, un 40,4% menor que el del ejercicio anterior. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com