Parte como una de las películas favoritas de este año para los Óscar, tras un 2020 atípico y con escasez de estrenos. Ha recibido críticas elogiosas porque es políticamente correcta al encarar la situación de desheredados de la tierra de Estados Unidos, aunque ellos no se consideren así.

Al igual que el clásico Las uvas de la ira (John Ford, 1940) reflejaba la crisis económica de 1929, a través de una familia de granjeros que se quedaban desposeídos de su tierra y se veían obligados a echarse a los caminos para buscarse la vida, la joven directora Chloe Zhao, adaptando un libro de Jessica Bruder, narra la historia de otro colapso económico, en la zona rural de Nevada tras el cierre de una explotación minera, que lleva a una mujer madura, Fern, a subirse una furgoneta y a convertirse en una nómada moderna, dispuesta a descubrir cómo es la vida al margen de la sociedad convencional.

La conocida actriz Frances McDormand (Fargo) encarna a la perfección a una mujer que no encaja en el mundo, de ahí que esa vida de desheredada no la perciba como una lucha por la supervivencia sino como un estado de libertad absoluta, algo que manifiestan otros personajes reales que aparecen en la película, y se interpretan a sí mismos, como Swankie, Bob Wells y Linda May.

Candidata a seis premios Óscar, se trata de una película independiente donde desfilan seres humanos capaces de disfrutar con mínimos bienes materiales, algo que le sirve a la cineasta para hacer una crítica del consumismo actual aunque, paradójicamente, la protagonista trabaja eventualmente en una sede de embalaje de Amazon para sacarse un sueldo.

En su esencia más profunda, se aleja de otra película similar como Hacia rutas salvajes (Sean Penn, 2007) en que mientras ésta tenia como protagonista a un joven que se lanzaba a los caminos, tras terminar su carrera, con el fin de encontrar un sentido espiritual a su existencia porque se encontraba perdido, en la película de Choe Zhao, lo que se prioriza es el ansía de libertad de esos nómadas y, digámoslo así, cierta “deificación” de la Naturaleza en personas sin ninguna visión trascendental.

Sorprende que en ese peregrinar por los caminos, la protagonista se encuentre siempre con buenas personas, sobre todo nómadas solidarios que le ayudan, y no sea víctima, al viajar sola, de ningún desaprensivo. Y lo que todavía asombra más es que la protagonista nunca resulta simpática, a pesar de su indudable valentía y coraje, de ser una mujer trabajadora que se atreve con todo para salir adelante. 

Para: los que quieran ver la cara amarga de Estados Unidos, la de los desfavorecidos