Propuesta de aventuras con un drama en su interior que plantea una precuela sobre como nacieron los personajes de Peter Pan y Alicia en el país de las maravillas.

La idea de convertir en hermanos a Peter Pan y a Alicia surgió en la mente de la guionista Marissa Kate Goodhill cuando estudiaba en la Universidad y se percató de la oscuridad presente en muchos cuentos de hadas. A partir de ahí escribió una historia, que quiere mezclar “un equilibrio perfecto entre tragedia y aventura, dolor y fantasía y oscuridad y luz, sobre todo a la hora de montar la película”.

El resultado es bastante irregular a pesar de que se contó en la dirección con una profesional de experiencia en películas infantiles como es Brenda Chapman (Brave), porque la historia discurre por unos derroteros poco entendibles para un público menudo, aunque si adolescente, que sepa encajar un argumento donde los elementos fantásticos se introducen en el contexto de un drama realista familiar

Inmiscuidos como estamos en cambiar la historia choca, pero entra en esa dinámica de sumarse a los estándares de diversidad racial marcada por Hollywood: que los niños protagonistas, inspirados en los personajes imaginados por dos escritores británicos del siglo XIX como son James Barrie y Lewis Carroll, sean birraciales, término que emplean los productores de la película, porque el actor que interpreta al padre de las criaturas es David Oyelowo, el intérprete británico-nigeriano reconocido su trabajo en Martin Luther King Jr en Selma, mientras que la madre está encarnada por la más popular Angelina Jolie. Ni que decir tiene que en el siglo XIX hubiera sido impensable en el Reino Unido un matrimonio de clase media interracial.

Si la puesta en escena de la película es excelente, así como su fotografía, lo que resulta complicado es vender un film para toda la familia cuando se aborda un tema tan doloroso como la muerte de un niño. Algo que se planteó en la emotiva Un puente hacia Terabithia (2000) pero al final del relato, no al principio, y que resultó algo traumático para algunos niños que la vieron en su momento

Para: jóvenes, adultos que les gusten los cambios que repetidamente se hacen ahora a los cuentos clásicos.