Su imagen es la de un estrafalario. Pero después de tres años en la Casa Blanca, da la impresión de que, contra toda apariencia, Donald Trump es un tipo con sentido común sentido común

Parecía un loco entre una mayoría de cuerdos y resulta que es uno de los pocos cuerdos que se atreve a enfrentarse a la mayoría políticamente correcta, es decir, necia.

El problema al que nos enfrentamos ahora es el de una gran depresión y penuria… por inactividad e inmovilidad

Lo ha vuelto a hacer con el coronavirus, que ha entrado en tromba en Estados Unidos. Y ha soltado aquello de que “el remedio no puede ser pero que la enfermedad”. No contagiarse está bien, pero a costa de morirse de hambre no. Por eso, anima a ir a trabajar, para que la mayor economía del mundo, sin paro alguno, no sufra otra gran Depresión por inactividad e inmovilidad… que es lo que está provocando el arresto domiciliario global.

Mientras, en Europa, se ha convertido en sacrilegio -en breve, en delito- poner en solfa el encarcelamiento general y total en tu propio hogar.

Cuidado.