Contextualicemos: el gobierno de coalición PSOE-Podemos aprueba el anteproyecto de Ley de Libertad Sexual cuya presentación quedó ayer eclipsada por las diferencias que existen en el seno del Ejecutivo. La vicepresidenta Calvo junto con el ministro Juan Carlos Campo hubieron de emplearse, de urgencia, para afinar los fallos groseros que presentaba el borrador de Podemos: desde las faltas de ortografía hasta su dudosa constitucionalidad

Eso sin detenernos en cómo se mide el "solo sí es sí". Lo decía en Internet una mujer con sentido del humor inteligente y cierta dosis de ironía cínica: “Pues yo nunca he dicho que sí antes de las relaciones sexuales… ¡a ver si me han estado violando y yo no lo sabía!”. En efecto, las relaciones sexuales entre hombre y mujer no suelen contar con certificado de ‘positividad’. Pero Sánchez y Podemos -con Irene Montero a la cabeza- son tan ‘feministos’ que, miren por donde, castigarán a aquel varón que haya copulado y/o fornicado sin que la compañera de coito o fornicio haya dado un sí expreso, sonoro, a ser posible ante notario.

Volviendo a la redacción de la Ley de Libertad Sexual, los puntos de fricción se producen en cuanto a la tipificación de los delitos, a cuestiones de forma y técnica legal en el redactado del texto.

En concreto, el anteproyecto de Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual castiga la penetración sin consentimiento con penas de 4 a 10 años de cárcel (ahora la máxima es de 12 años) y la agresión sexual, con 4 años como máximo, cuando ahora son 5.

La justificación que aluden desde el ministerio es que ahora se suman distintos agravantes diferenciados, como, por ejemplo, el parentesco (ser esposa o pareja), que la agresión cause «grave daño» o que se utilicen sustancias para anular la voluntad de la víctima. ¿Seguro que las mujeres, como pregona Irene Montero, con esta ley "histórica" se van a sentir más protegidas? ¡Pero si el borrador reduce las penas al agresor! 

Lo que sí demuestra son las intenciones enloquecidas de la ministra Montero. Su argumento de que la reducción de penas al violador se compensa con los agravantes, entre ellos, que se trata de la propia esposa. Es decir, que las feministas sienten menos aversión por el violador anónimo que por el esposo que, en su momento, se comprometió con la esposa y donde hasta el concepto mismo de violación resutla discutible,

Otrosí: desde el PSOE se advertía de que existía una mala redacción que no tenía en cuenta la jurisprudencia del Tribunal Supremo, invadía competencias de las Comunidades Autónomas o no atendía a lo estipulado en el Convenio de Estambul. Por su parte, Podemos criticó que durante las últimas semanas, e incluso, a contra reloj, el mismo lunes, Justicia trató de «bloquear» y poner «todo tipo de pegas» en la redacción del texto.

Pero al margen de estas cuestiones, el ministerio de Igualdad y su ministra, Irene Montero consiguió sacar adelante su anteproyecto. Tenía que hacerlo, antes del 8M, el gran día para las mujeres. Una jornada para la que Igualdad ya tiene todo listo, empezando por una de sus consignas: “Sola y borracha quiero llegar a casa” Yo me pregunto cuántas mujeres harán suyo tal "grito feminista" porque una cosa es poder llegar sola a casa, sin miedo, con normalidad y, otra muy distinta, es llegar borracha, doña Irene…

Las reacciones de los usuarios de las redes no se han hecho esperar:

Yo, por mi parte, no tengo mucho más que decir sobre esta ley, el 8M y el feminismo en general... Por ahora.