Cuenta George Weigel, el biógrafo de San Juan Pablo II que uno de los empeños de los comunistas polacos, copiado de la unión Soviética, era pervertir a la infancia y de la juventud Así, en cuanto eran adolescentes, a los chicos se les llevaba a campamentos de verano mixtos, donde se les animaba a mantener relaciones sexuales tempranas, es decir a esa edad en que se sabe fornicar pero no amar.

Lo hacía para destruir toda visión semitrascendente de la unión entre varón y mujer pero también, no nos engañemos, por la misma razón por la que en Estados Unidos se castiga la infidelidades matrimoniales de los políticos, bajo el argumento de que “a quien no sabe controlar su bragueta yo no le doy el botón nuclear". ‘Pa’ por si acaso…

Un hombre que no controla sus instintos puede ser más fácilmente esclavizado que quien sí los controla. Lo mismo ocurre con una mujer, a la que, encima, quebrantan su naturaleza -la sexualidad femenina es más rica- y alenalizan un acto que para la mujer siempre supone mucho más que el apareamiento de las bestias.  

Sin embargo miren por donde, la tendencia de la progresía política ante el pin parental es la de quitar importancia y la de asegurar que son cosas de la extrema derecha. ¿Cosa de la extrema derecha la educación de tus hijos? ¿En serio? Uno diría que lo que pretende Pedro Sánchez y sus aliados podemitas consiste es mantener la identidad entre lo cátólico y lo ultra. Si mantienes principios cristianos eres un extremista. Es una gran canallada pero, al parecer funciona.