• Estamos ante una guerra de religión. Lo que significa que la religión es uno de los elementos que mueven a la humanidad.
  • Sólo se ofrece la vida por un modelo de vida.
  • Si lo prefieren, sólo se ofrece la vida por la convicción sobre lo que ocurre más allá de la vida, por mi origen y mi destino.
  • Como conclusión, la del obispo de Mosul, que sí conoce el islam, advertía contra los musulmanes.
  • Ojo que no tienen vuestros mismos valores, que incluso hoy, teñidos, de relativismo occidental, siguen siendo valores cristianos.
  • Y el señor obispo no es racista pero sí conoce el islam: lo ha sufrido.
Por cierto, el gran Forges vuelve a hundirse en la frivolidad del tópico al rebufo de los atentados de París y las guerras de religión hablando de una guerra de religión. Si la religión provoca guerra es que la religión es importante, algo por lo que un hombre puede ofrecer su vida. Por la religión un hombre puede convertirse en mártir o en asesino. De lo cual no se deduce que todas las religiones sean malas sino que todas son relevantes. Significa, por de pronto, que en contra de lo que reza el lugar común, el hombre no se mueve por intereses económicos o sexuales (el famoso triángulo vital de los escépticos: estómago, bolsillo y el otro) sino por su convicciones más profundas. Sólo se ofrece la vida por un modelo de vida. Si lo prefieren, sólo se ofrece la vida por la convicción sobre lo que ocurre más allá de la vida, por mi origen y mi destino. Luego hay credos buenos y credos malos. Es decir, credos ciertos y credos falsos. Vamos con el obispo de Mosul, monseñor Emil Nona… Eulogio López eulogio@hispanidad.com