No sé si nos damos cuenta del alcance que posee el estudio científico del MIT de Harvard. Lo explica muy bien, como siempre, el digital Religión en Libertad: el gen homosexual no existe, lo que es tanto como decir que el homosexual no nace, se hace. Ya lo sabía el sentido común, pero ahora también lo sabe la ciencia empírica. El estudio del MIT.

No existe un único gen gay. Ni un único ni ninguno. Por definición, sí, pero ahora es por demostración, por pensamiento inductivo, esto es, científico.

Si lo quieren mejor explicado de lo que yo pueda hacerlo nunca, ahí tienen el artículo de Natalia López Moratalla para Aceprensa¿El homosexual nace o se hace? Esa no es la pregunta.

La homosexualidad no es una enfermedad. Cierto. Al menos para los católicos, es una inmoralidad

Una de las acusaciones más habituales del colectivo LGTB es que los conservadores califican a la homosexualidad como una enfermedad, cuando ellos insisten en que no lo es. 

Y tienen razón: la homosexualidad no es una enfermedad, es una práctica antinatural, que el Catecismo de la Iglesia considera inmoral: los actos homosexuales -recuerda- no son admisibles en ningún modo, atentan contra la ley natural. En textual: “la Tradición ha declarado siempre que ‘los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados’ (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso”.

El Catecismo de 1992 lo dice muy claro: los actos homosexuales… no pueden recibir aprobación en ningún caso

Ahora bien, los actos homosexuales no son la plasmación de una enfermedad: sólo son inmorales. “Será para ustedes, los católicos”. Sí, en efecto, para los católicos. Como digo, (punto 2357) el Catecismo de la Iglesia católica asegura que los actos homosexuales: no pueden recibir aprobación en ningún caso.

Pero también los católicos tenemos derecho a hablar, ¿verdad?