Es muy sencillo: hasta ahora se nos había vendido que Florentino Pérez, entonces tan activo en el sector eléctrico, actitud que le llevó a controlar Fenosa, había entrado de forma hostil en el accionariado de Iberdrola y que Ignacio Sánchez Galán se había visto obligado a defenderse.

Pues bien, personajes de toda solvencia que intervinieron directamente en la operación, tanto desde un bando como desde el otro, aseguran que ocurrió justamente al revés: fue Galán quien acudió a Florentino como defensa ante la agresión-venganza que presumía de los Entrecanales, entonces victoriosos en Endesa y que podrían sentirse impelidos a repetir la fusión Endesa-Iberdrola, pero esta vez mandando a ellos.

El presidente de Iberdrola en horas bajas. Los proxis no perdonan la imputación aunque Galán dispone de 11 meses hasta la próxima Junta

Las relaciones entre los Entrecanales y Galán era malas desde Airtel, con los Entrecanales como primer accionista y Galán como primer ejecutivo… tirando a pobre.

Una vez que pasó el peligro Galán consideró que la entrada de ACS en Iberdrola era hostil y comenzó la guerra, también la guerra Villarejo… que ha terminado ahora en la imputación del presidente de Iberdrola.

Y recuerden: Florentino -¡Oh capitán, mi capitán!- es un perro que jamás suelta la presa, una vez ha logrado hincarle los dientes.

Por el momento, tiene muy controlado el Consejo de la eléctrica y no espera un ataque de Moncloa, aunque a Teresa Ribera no le gustó su discurso en la Junta

Eso sí, por ahora, Moncloa no mueve ficha a pesar de que a la simpática vicepresidenta, Teresa Ribera, no le gustara, que, con toda razón, por cierto, Galán le culpara del precio de la luz

Mientras, los fondos no perdonarán así como así la imputación. Galán les hace ganar dinero pero la cotización ha sufrido un bajón desde entonces. Galán tiene un año, hasta la próxima Junta de Accionistas, para dar carpetazo al caso Villarejo. No es mucho tiempo, dada la lentitud del proceso instructor.

Además, con la imputación, el origen del enfrentamiento entre Galán y Florentino cobra sentido y permite predecir que el asunto, como el del BBVA, no acabará mañana. ¿Por Villarejo? No por Florentino, otro convencido de que el único remedio contra el rencor es la amnesia.