Las tres claves del ejercicio fueron la gestión de la cartera, con tipos de interés todavía elevados, el crecimiento de los recursos de clientes -por primera vez superaron los 130.000 millones de euros- y la actividad comercial, principalmente de las fórmulas innovadoras como MyBox Jubilación, la gama de rentas vitalicias o la gama de seguros ‘unit linked’.

El beneficio neto de la aseguradora, propiedad cien por cien de Caixabank, aumentó un 8% en 2024, hasta los 1.238,7 millones de euros y las prestaciones alcanzaron la cifra récord de 5.716 millones, un 2,8% más. El 80% de los que han percibido una prestación -cerca de un millón de personas- tiene más de 65 años.

Incluso las aportaciones a los planes de pensiones individuales, muy castigados por la regulación y la fiscalidad, aumentaron durante el año, concretamente, un 10%, hasta los 1.063 millones de euros. Todo lo contrario que los planes de empleo de promoción pública, la iniciativa puesta en marcha por el ex ministro de Seguridad Social y ahora gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá.

“No vemos actividad”, afirmó este viernes el consejero director general de VidaCaixa, Javier Valle, en la presentación de los resultados a la prensa. “Hemos hecho todo lo posible para que pudiese funcionar”, señaló. “O bien tienes una comisión de control que decide pasar un plan privado de empleo a uno público o cualquier Administración decide crear un plan e integrarlo en uno público”, explicó.

En definitiva, la medida estrella de Escrivá no termina de arrancar y además es muy lenta, ya que los planes de empleo están muy supeditados a la negociación colectiva. Un desastre.

Sobre el futuro de Muface, Valle se limitó a afirmar que las condiciones de la nueva licitación “son equilibradas”. SegurCaixa Adeslas, de la que Caixabank posee el 49,99% y Mutua Madrileña, que la que lo gestiona, el 50,01% restante, aportó 241 millones al beneficio de VidaCaixa que, a su vez aportó alrededor del 21% del beneficio de Caixabank.