Marta Álvarez Guil, presidenta de El Corte Inglés, ha cesado a su Ceo, Víctor del Pozo, y le ha sustituido por una Comisión.  

Así, El Corte Inglés será gestionado, sobre todo y ante todo, por la propia presidenta ejecutiva, Marta Álvarez Guil, al frente de una poliarquía compuesta por el abogado, secretario general del Consejo, José Ramón de Hoces, el hasta ahora responsable de la Financiera, Javier Rodríguez-Arias, y dos fichajes externos: el recuperado José María Folache, al frente de centros, o sea del grueso del negocio y al banquero de inversión (Goldman Sachs), Santiago Bau para los otros negocios. 

Antes de nada. Curiosísimo que la hermana de Marta, Cristina Álvarez Guil, quede fuera de esta Comisión básica de control.

Por partes: José Ramón de Hoces se ganó la confianza de Marta Álvarez, tras doblarle el pulso a Dimas Gimeno. Ahora, se ha convertido en el hombre de confianza de la presidenta. 

Sube al cargo de consejero, Javier Rodríguez-Arias, un hombre llegado a El Corte Inglés desde el BBVA. Buen financiero, pero la deuda, a pesar de su reciente financiación, continúa siendo un problema. Sí, refinancias pero nunca por gusto siempre por penoso deber. 

Luego está el fichaje, conocido precisamente a través del proceso de renegociación de deuda, de un banquero de inversión, Santiago Bau, procedente del archi-especulativo Goldman Sachs. Curioso, porque se va a encargar de nuevos negocios. Tendrá que demostrar que es un gestor, que yo sepa, los banqueros de inversión saben comprar y vender, no gestionar.

Pero sin duda el nombramiento más relevante es el de José María Folache, llamado a levantar ampollas. Ojo, será el hombre que lleve el negocio, es decir, quien se encargue de 'retail', es decir, "de casi to".

Folache formaba parte de aquel famosos equipo de Leopoldo del Nogal, donde estuvieron Borja de la Cierva y... Folache, como responsable de compra de marcas de lujo, sobre todo de Señora. 

Folache era amigo personal de Marta Álvarez desde jóvenes y fue ella quien convenció a Isidoro Álvarez de que le introdujera en El Corte Inglés. Pero ni a él ni a su jefe directo, el entonces todopoderoso Juan Hermoso, les caía bien Folache. Empezaron a despojarle de galones y, una vez llegó Dimas Gimeno, fue laminado. Folache fue recolocado en Tous, fuera de España y luego ha pasado por distintas empresas, incluida Carrefour.

Ahora vuelve al hogar y por la puerta grande pero con el reto que esperemos no le venga demasiado grande: mejorar las ventas del Grupo tras la pandemia. O sea, la madre de todas las batallas. 

Y ojo, porque el equipo de Leopoldo del Nogal fue sustituido en su totalidad por el actual y a lo mejor entre los nuevos hay quien no recuerda a Folache con especial entusiasmo. En cualquier caso, tendrá que forjar su propio equipo. 

En otras palabras, una poliarquía no me parece la mejor idea para afinar un mecanismo delicado como es El Corte Inglés. Entiéndanme: sé que en El Corte Inglés manda Marta Álvarez y nadie más, tampoco ya su hermana Cristina, pero el asunto en una empresa de 90.000 empleados no es quién manda sino quién gestiona. Convenientemente controlado por la propiedad ciertamente, pero no compaginando ambas funciones a un tiempo.

Por otra parte parte, el legado de Víctor del Pozo no era malo. Y no, no se ha ido, le han cesado. Del Pozo ha tenido que lidiar con la pandemia y ha sido rápido en la toma de decisiones. Es más, se negó a los despidos masivos, la solución fácil a la que los consultores de alto nivel, o sea los chulísimos, abocaban a El Corte Inglés. 

En resumen, como diría Ricardo de la Cierva, ¡qué error, qué inmenso error!" Claro que don Ricardo se equivocó con Adolfo Suárez. Yo espero equivocarme también con el cese de Víctor del Pozo.