Ayer martes publicamos en Hispanidad el dato del IPC de noviembre, que se moderaba al 6,8% (desde el 7,3%), pero la inflación subyacente sube al 6,3% (desde el 6,2%), algo que sigue siendo una auténtica burrada. 

Pero como este Gobierno es el Gobierno de las mentiras, sale Calviño y vuelve a mentir descaradamente. La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital asegura que estamos ante una "importante" moderación de los precios que pone de manifiesto el "impacto positivo" de las medidas que puso en marcha el Gobierno. Y no solo eso, se atreve a felicitarse porque estamos en niveles similares a los que teníamos antes de la guerra: "Esto ha llevado a una reducción superior a un tercio desde el pico que alcanzamos en julio y nos sitúa ya en niveles similares que teníamos antes del inicio del conflicto en Ucrania".

Recuerden que uno de los mantras de Sánchez y sus secuaces ha sido que el IPC se disparó a causa de "la guerra de Putin". Pero, ¿es realmente cierto? Evidentemente, no. Vamos con el INE para desmontar esta mentira. 

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La tabla que ven, repito, elaborada por el INE, muestra la variación anual del IPC desde Noviembre de 2020 hasta Octubre de 2022, y recuerden que en Noviembre de 2022 el dato se situó en el 6,8%.

Efectivamente, como dice Calviño, el dato vuelve a niveles previos a la guerra: en Enero de 2022, un mes antes del estallido del conflicto, el IPC se situó en el 6,1% y en Febrero escaló al 7,6%. Pero claro, un año antes, en enero de 2021 el IPC se situaba en el 0,5%. Señora Calviño, de enero de 2021 a enero de 2022, Putin no había invadido Ucrania, ¿qué pasó para que el dato creciera un 5,6%? Todo apunta a que veníamos de una subida mucho más acusada, que el Gobierno no supo controlar y usó la Guerra aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, para justificar su inutilidad. 

Ahora podría venir Calviño con otra de sus mentiras y decir que fue porque el precio del gas subió durante ese año, y que claro, que ellos no pueden controlar el precio de la energía. Pero, entonces, ¿qué dependencia tan enorme tiene España del gas? ¿No éramos los más verdes entre los verdes?