El imposible de Teresa Ribera que pretende con la transición ecológica a través de solo unas tecnologías vuelve a quedar patente. En concreto, se refleja en que al mismo tiempo que insiste en cerrar las nucleares, defiende la apuesta por convertir a España en un hub de hidrógeno verde, en concreto de su producción y de su exportación.

La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico insiste en no dar la más mínima oportunidad a la energía nuclear en España más allá de 2035 y en asfixiarla a impuestos. “El calendario de cierre de las nucleares sigue siendo válido”, afirmó en la tarde del lunes 28 en un encuentro organizado por La Razón. Por tanto, no se replantea ampliar la vida de los siete reactores nucleares, lo que es un gran error, al tiempo que considera que la crisis del gas es un impulso para acelerar la transición hacia un modelo 100% renovable. “Creemos que es posible cumplir con ese calendario de cierre y eso nos obliga a hacer un esfuerzo en renovables y en almacenamiento de renovables para dar seguridad al sistema”, refirió, claro que no mencionó la lenta tramitación que conlleva instalar dichas renovables en nuestro país (algo de lo que se quejan muchas compañías) ni que el tema de las baterías está aún muy poco desarrollado y se fabrican con materia primas procedentes de China.

Ribera, en contra de la nuclear, pese a que no emite CO2, asegura el suministro y lucha contra el cambio climático: “Es posible cumplir con ese calendario de cierre y eso nos obliga a hacer un esfuerzo en renovables y en almacenamiento de renovables para dar seguridad al sistema”

Una vez más, volvió a cargar contra la nuclear usando los problemas que está teniendo en Francia desde hace unos meses: “Los pobres franceses no están en el mejor momento para hablar de estabilidad en el ámbito nuclear”. Es más, usa los problemas del país vecino como excusa para no dar la más mínima oportunidad a la energía nuclear más allá de los cierres previstos entre 2027 y 2035, algo que no tiene sentido porque aunque su diseño es similar, no se fabricaron igual, y además se trata de una energía barata (que aún podría serlo más si bajaran sus impuestos), que no emite CO2, que asegura el suministro y que contribuye a la lucha contra el cambio climático. La vicepresidenta ecológica subrayó que “España está funcionando al máximo de su capacidad exportadora como consecuencia de este estado preocupante del parque nuclear francés que no tiene visos de recuperarse próximamente y que se vio agravado por la falta de agua y las altas temperaturas, hasta el punto de lanzar un llamamiento a todos sus vecinos en octubre para que mantuviésemos las exportaciones de electricidad al máximo”. Eso sí, se olvidó referir que con ese fuerte alza de dichas exportaciones, los franceses también se están beneficiando -y mucho- del timo del tope ibérico.

Macron se burla de Sánchez... y este de los españoles: si Europa consume unos 550 bcm de gas natural, de los que Rusia aportaba 130 bcm, el BarMar tendría capacidad para transportar 10 bcm, es decir, sólo un 1,8% del consumo europeo

Ribera defiende que se debe acelerar hacia un modelo 100% renovable, pero es muy difícil que salgan las cuentas. En el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) se prevé la instalación de 60 gigavatios (GW) renovables entre 2021 y 2030, y se pretende que dentro de la generación eléctrica las renovables aporten el 74% en 2030. Asimismo, en la Hoja de ruta del Hidrógeno se contempla el objetivo de llegar a 4 GW de capacidad de producción de hidrógeno renovable en 2030. Y no se puede perder de vista que tanto Ribera como Pedro Sánchez defienden que nuestro país se convierta en un hub de producción y exportación de hidrógeno verde. Pues bien, según cálculos de fuentes del sector, para producir esos 4 GW de hidrógeno verde se necesitan tres veces más de potencia renovable (o sea, 12 GW), y en el caso de que esta proceda de fotovoltaica supondría que las placas solares cubrirían el 5% del suelo español.

A esto se suma la tomadura de pelo del hidroducto BarMar, aunque antes que hidrógeno renovable transportará gas natural si llega a convertirse en realidad. El presidente francés, Emmanuel Macron, se ha burlado de Sánchez, porque el BarMar no resolverá la seguridad de suministro ni a corto ni a medio plazo y saldrá más caro que ampliar las plantas de GNL francesas... y nuestro presidente también se ríe de los españoles. Y es que si Europa consume unos 550 bcm (o sea, unos 550.000 millones de metros cúbicos) de gas natural, de los que Rusia aportaba 130 bcm, el BarMar tendría capacidad para transportar 10 bcm, es decir, sólo un 1,8% del consumo europeo.