Lo apuntábamos ayer martes, en primicia: el poderoso secretario general de Presidencia y director de marketng Coprorativo de Telefónica, Eduardo Navarro, ha sido sustituido por Salvador García-Ruiz que, además de haber sido director de Indra en Catalaña, en 2024, fue consejero delegado del diario Ara, entre 2013 y 2019. Dicho de otra manera, García-Ruiz es la cuota independentista catalana de la nueva Telefónica que preside el también catalán, su amigo Marc Murtra. Porque este sí es nombramiento de Murtra.
Tranquilos, Navarro abandona su despacho en Madrid, pero seguirá como presidente de Telefónica Brasil, un puesto con una muy ventajosa relación trabajo-salario.
García-Ruiz llega en un momento delicado para la teleco y a las pocas semanas de la presentación del nuevo plan estratégico -4 de noviembre- que guiará el primer mandato de Murtra. En la planta noble del Distrito C -China Town para los empleados- hay quienes piensan que llegar a esa fecha ya sería un éxito.
Efectivamente, lo que reina en la sede de Telefónica, sobre todo entre los directivos, es una inquietud máxima, no tanto por la marcha de la compañía -aunque deberían estar preocupados- sino por el incierto futuro de ZP, ahora vigilado por Washington y Bruselas por sus vínculos con el narco régimen de Nicolás Maduro y la empresa china Huawei.
La creencia general es que la caída de ZP arrastraría al mismísimo Pedro Sánchez y… a la cúpula de Telefónica. Javier de Paz, Emilio Gayo y el propio Murtra, entre otros, tendrían que abandonar sus puestos si hay un cambio de inquilino en La Moncloa, lo que da una muestra de la politización que ha sufrido la compañía. Por cierto, no hay dos equipos ni dos ramas socialistas dentro de la empresa, sino uno solo que responde a las órdenes de ZP a través de Javier de Paz.
En este contexto, Murtra sigue perfilando el futuro de Telefónica para los próximos años, en torno a tres ejes: la concentración del sector, la reducción de costes y la ciberseguridad que, en el fondo, es ciberdefensa, un terreno en el que Murtra pretende entrar de la mano de Indra.
La ciberdefensa, sin embargo, plantea varios problemas. Para empezar, es un sector en el dominan las grandes potencias, EEUU y China, además de Rusia, cuna de los hackers más activos del planeta, e Israel, país con el que la España sanchista ha roto relaciones.
Otro problema no menor es que se trata de un sector muy atomizado, con innumerables microempresas algo que no encaja con la estructura y la dimensión de Telefónica.
¿Qué podemos esperar de la concentración del sector en Europa? De momento, poco o nada, aunque la contrapartida propuesta a Bruselas sea la de liderar la inversión en ciberseguridad. Como apuntamos hace unos días en Hispanidad, ¿seguro que Vodafone, KPN, Telecom Italia, British Telecom y demás telecos aceptarían figurar en la segunda división, tras las tres grandes compañías participadas por los estados, Deutsche Telekom, Orange y Telefónica?
Y qué decir de la reducción de costes… apenas unos meses después -enero 2025- de completar las 3.420 salidas acordadas en el último ERE. La presentación del nuevo plan estratégico no parece el mejor momento.











