Spotify supone otro ejemplo de plataforma tecnológica que no es rentable pero que suele tener buen trato bursátil: de hecho, su cotización bajó un 14% el martes y lo hizo más por anunciar subida de precios que por los resultados semestrales, sumando una caída del 22% en los últimos cinco días. Eso sí, en lo que va de año acumula una revalorización del 71%.

La plataforma sueca de música en ‘streaming’ funciona como otras muchas a pérdidas (nació con precios bajo coste, una práctica que ha sido perseguida por todos los reguladores del competencia del mundo hasta hace poco) y una vez que se ha hecho con el dominio del mercado (en su caso la música en ‘streaming’) y logran un gran número de suscriptores, suben sus tarifas.

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Spotify ha tenido pérdidas de 527 millones de euros hasta junio, frente al beneficio de 6 millones obtenido hace un año. También ha duplicado las pérdidas operativas, pasando de 200 millones a 403 millones. Y todo ello a pesar del aumento de ingresos, que han ascendido a 6.219 millones.

Sólo en el segundo trimestre, las pérdidas netas fueron de 302 millones, más del doble que las de hace un año; y las operativas subieron un 27,3%, a 247 millones, en gran parte por los mayores gastos (debido al cierre de varios podcast, el deterioro de algunos bienes, el plan de optimización y los despidos). Mientras los ingresos han aumentado un 11%, a 3.200 millones; y el margen bruto se ha situado en un 25,5%. Además, los usuarios mensuales activos han crecido un 27%, al récord de 551 millones; y los suscriptores, un 17%, al máximo histórico de 220 millones. Y recientemente, ha anunciado subidas de precios de su plan premium en 12 países, entre ellos España.