
El beneficio neto de Sacyr durante el primer trimestre de 2025 fue de 27 millones de euros, un 5,2% superior al obtenido el año anterior, al mismo tiempo que disparó un 8% el flujo de caja operativo de sus concesiones, hasta los 240 millones de euros, según figura en su cuenta de resultados. Tal como ha comunicado la compañía, el Ebitda del año pasado cayó un 11,4%, hasta los 301 millones de euros, y la facturación retrocedió un 0,8%, con 4.571 millones de euros.
Entre enero y marzo, la cifra de negocios aumentó un 6,5%, hasta los 1.059 millones de euros, distribuyéndose geográficamente entre el Sur de Europa (48%), Latinoamérica (40%), los mercados de habla inglesa (Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Canadá) (10%) y otros (2%).
La compañía ha anunciado la firma del contrato para el diseño, construcción, financiación, gestión y mantenimiento del Hospital de Turín en Italia, un proyecto que requerirá de una inversión de 517 millones de euros. Además, ha comunicado que el próximo mes de julio desembolsará un dividendo en efectivo, de 0,045 euros brutos por acción, con lo que cumplirá el compromiso que adquirió en el 'Plan Estratégico 2024-2027', que pasa por destinar en los próximos tres años al menos 225 millones de euros en caja para remuneración a sus accionistas.
Pero en Sacyr podemos decir que sus resultados siguen sin ser lo más importante. Hemos hablado en Hispanidad sobre la jibarización de Sacyr, que se ha acelerado en los últimos trimestres -ha vendido Portugal, Aguas, Servicios…-. El Grupo ha pasado de constructora a concesionaria que tiene construcciones, que cada vez son menos. El problema de vender activos es que no se puede repetir la operación y supone, además, reducir el perímetro de la compañía.
Como parte de este plan, hace unos meses Sacyr llevaba a cabo su ampliación de capital con el objetivo de promover el desarrollo de sus proyectos concesionales. Como parte de este proyecto, el presidente ejecutivo, Manuel Marique, anunció la llegada de un CEO, puesto de nueva creación para la compañía: el sillón lo ocupó Pedro Sigüenza Hernández.
Pero ojo, porque estos resultados no los han salvado las concesiones, sino la construcción. El crecimiento del beneficio estuvo respaldado por su crecimiento en el área de Construcción, que aumentó un 16,8% y compensó la caída de ingresos de 20,7% en el negocio de la concesiones.
Sigüenza CEO y Manrique presidente, pero los que siguen mandando son Carceller y Loureda, primer y tercer accionistas de Sacyr, con el 14,59% y el 7,34%, respectivamente. Además Laureda es uno de los fundadores y expresidente. Junto a ellos en el capital encontramos a: Goldmand Sachs Group (banco de inversión), con el 7,81%; Prilou (sociedad de Loureda Mantiñán) (7,2%); el Grupo Fuertes (conglomerado murciano propietario de El Pozo) el 6,458% del total; Nortia Capital (del empresario Manuel Lao, ex propietario de Cirsa) con el 5,11%); Beta Asociados (José del Pilar Moreno Carretero, constructor murciano que llegó a ser el mayor accionista de Sacyr en 2018) con el 5%; Rubric Capital (fondo estadounidense), con el 4,43%; y Dws Investment Gmbh (Deutsche Bank) con el 3,39%.
La gran pregunta en Sacyr no es quién sucederá a Manrique, que está a punto de jubilarse, sino qué piensa hacer Demetrio Carceller. Efectivamente, tras la marcha de Luis del Rivero, el otro fundador de Sacyr, así como la salida de Juan Abelló, el futuro de la compañía está en manos de Carceller, el hombre de Damm.
La solución no es sencilla, principalmente porque la que fuera una de las grandes constructoras españolas, actualmente sólo tiene un activo: las concesiones. Ahora bien, su negocio histórico, construcción, es mediocre. Dicho de otra manera, si Carceller decide vender la empresa, encontrará comprador, por ejemplo fondos, para las concesiones, pero no para construcción. Tendría que trocearla, pero eso sería admitir de alguna manera el fracaso en el negocio que en su día hizo grande a Sacyr. Y a Carceller no le gusta fracasar.
La otra opción es seguir como hasta ahora... pero Manrique ya tiene 71 años y Sigüenza, siendo un buen ingeniero, no es empresario.