Javier Marín lanzó Singular Bank en enero de 2020, un proyecto conjunto con el fondo Wargurg Pincus. Dos años y medio después -julio 2022-, el exCEO del Santander compró el negocio de banca privada de UBS en España y más que duplicó su tamaño. Pasó de la Europa League a la Champions.

Pero ese iba a ser el origen de sus problemas actuales. Evidentemente, ni él ni los exUBS lo sabían. Lo han visto ahora, tras la compra del suizo Credit Suisse por el también suizo UBS que, lejos de renunciar al negocio de Credit Suisse en España para no competir con Singular, lo ha absorbido con entusiasmo.

Es decir, te vendo mi banca privada por unos 200 millones de euros y un año después me pongo a competir contigo a pesar de la cláusula firmada en el contrato y que impide que te haga sombra durante los primeros tres años.

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A todo esto, mientras la entidad suiza y la española se tiran los trastos a la cabeza, banqueros y clientes de Credit Suisse en España se buscan la vida en otras entidades. No resulta muy tranquilizador estar en un lugar con un futuro incierto.

En definitiva, las posiciones están claras tras una semana de declaraciones por ambas partes. Desde UBS aseguraron que mantendrán el negocio y desde Singular, que si hace falta acudirán a los tribunales. En cualquier caso, la pregunta surge espontánea: si UBS le vendió su banca privada a Singular, ¿por qué ahora se empeña en quedarse con el mismo negocio que tenía Credit Suisse? Oiga, que sólo ha pasado un año entre las dos operaciones. ¿Acaso UBS le tomó el pelo a Singular y se deshizo de lo que no quería tener, sabiendo que muy pronto se podría quedar con el negocio de Credit Suisse?

Sea como fuere, es una jugada muy fea por parte de los suizos.