Cuanto más miente, más grosero se vuelve. El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, antaño un estudioso liberal, que advertía contra el envejecimiento de la población y la debilidad del sistema público de pensiones, una vez hecho ministro, se ha trasmutado y defiende lo contrario de lo que defendía. Eso sí, a medida que su mentira queda más y más al descubierto la defiende con mayor vehemencia y grosería, ante los medios y ante la oposición.

En plata: el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, pretende eliminar el cuentapropismo, o sea, a los trabajadores autónomos, a costa de freirles a impuestos. Aquí todo el mundo tiene que ser proletario, por prescripción facultativa.

El Gobierno Sánchez pretende eliminar al trabajador más productivo de España, sin solucionar por ello el problema de la quiebra del sistema público de pensiones

El lunes 13, Escrivá se quitó la careta de forma definitiva: quiere vincular cuotas sociales a IRPF, es decir, subir las cotizaciones sociales que pagan los 3 millones de autónomos que hay en España y a los que el mismo Gobierno noqueó, al cerrar la economía como solución contra la el Covid. Porque el primer mandamiento del autónomo es que no puede dejar de producir ni una solo día.

La mentira que utiliza Escrivá es que cada cual debe cotizar según sus rentas, es decir, vincular las cuotas que paga el autónomo al IPRF. En principio, puede sonar bien, pagar por lo que se gana, pero en el caso del autónomo representa una injusticia de grueso calibre.

A ver, el trabajo autónomo no es más que un pacto entre un hombre y la sociedad: y cotizaré menos a la seguridad social, así podré sobrevivir sin que me asfixien los impuestos laborales. Ahora bien, a cambio, el autónomo renuncia a una buena jubilación, de hecho, a las bajas laborales, renuncia, en muchos casos, al mes de vacaciones, porque sabe que día que no trabaja día que no factura... y todo ello no le ocurre al trabajador por cuenta ajena.

En resumen, es el cuentapropismo: como la sociedad no me da trabajo yo no me apunto a ningún tipo subsidio ni de subvención pública. Por el contrario, el autónomo le hace un gran favor al Estado, al crear su propio puesto de trabajo, probablemente alguno más, y me saco la castañas del fuego yo solito.

Para salvar el sistema de jubilación la única solución a corto plazo es retrasar, y de forma brusca, la edad de jubilación. A largo plazo, tener más hijos para rejuvenecer la población: hay que potenciar la natalidad

Pues bien, el Gobierno Sánchez pretende eliminar a este trabajador autónomo, el más productivo de España, sin solucionar por ello el problema de la quiebra del sistema público de pensiones, que es lo que les aterroriza.

Para salvar el sistema público de jubilación en una sociedad tan envejecida como la española, la única solución a corto plazo es retrasar, y de forma brusca, la edad de jubilación. A largo plazo, tener más hijos: hay que potenciar la natalidad. Pero, ahora mismo, cundo Escrivá no puede abordar los casi 11.000 millones de euros de coste de una paga mensual, sólo en pensión contributiva, a multiplicar por 14 pagas al año, tiene que rascar dinero de donde pueda, por ejemplo, destronando el empleo autónomo.

El Gobierno socio-podemita se empeña en financiar un gasto público creciente, inabordable, en pensiones, subiendo los impuestos laborales: de esta forma, convierte, mejor, mantiene la consecución de un empleo en la categoría de privilegio.

Si en lugar de aumentar los ingresos de la Seguridad Social para poder seguir pagando pensiones y subsidios, redujera ingresos, se crearía más empleo y el Estado obtendría más ingresos para pagar las pensiones.

En cualquier caso, a corto plazo para pagar la pensiones públicas no hay que destrozar al autónomo. Eso es como vender el coche para pagar la gasolina. Por cierto, el coste del carburante, sin que el Gobierno rebaje, mucho más, los ingresos que lo gravan, es la otra pinza de la tenaza que está destruyendo al autónomo.